El hábito de consumir más de tres pocillos de café por día eleva hasta cuatro veces las probabilidades de que personas genéticamente predispuestas padezcan niveles elevados de presión arterial. Esta conclusión surge de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, y dado a conocer en la revista Clinical Nutrition.
Dicho estudio, que contó con el apoyo de la FAPESP - Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo, se basó en datos referente a 533 personas entrevistadas en el marco de la Investigación de Salud del Municipio de São Paulo (ISA-Capital 2008), un sondeo de base poblacional que abarca el área urbana del municipio y mediante el cual se evalúan las condiciones sanitarias de sus habitantes. No se observó una asociación significativa entre el consumo de la infusión y los niveles de presión arterial en los casos de personas que tomaban hasta tres tazas diarias.
“Estos hallazgos ponen de relieve la importancia de moderar el consumo de café para la prevención de la presión alta, particularmente cuando se trata de individuos genéticamente predispuestos a presentar este factor de riesgo cardiovascular”, declaró Andreia Machado Miranda, posdoctoranda en el Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública de la USP (FSP-USP) y primera autora del artículo.
Se consideraron valores elevados de presión arterial a aquellos situados arriba de 140 por 90 milímetros de mercurio (mmHg). En un trabajo anterior, también realizado con base en los datos del ISA-Capital 2008, Machado Miranda había observado que el consumo moderado de café (de uno a tres pocillos diarios) tiene un efecto beneficioso en lo concerniente a algunos factores de riesgo cardiovascular, en particular la presión arterial y los niveles sanguíneos de homocisteína, un aminoácido relacionado con el surgimiento de alteraciones en los vasos sanguíneos, los infartos y los accidentes cerebrovasculares (ACV). En ese primer análisis, no se contemplaron los datos genéticos.
Mediante un cuestionario aplicado a los más de 3.000 participantes, el ISA-Capital 2008 obtuvo datos sociodemográficos y de estilos de vida, tales como edad, sexo, raza, ingresos familiares per cápita, actividad física y tabaquismo. También se aplicaron dos recordatorios para la evaluación del consumo alimentario, la extracción de sangre destinada a análisis bioquímicos y la extracción de ADN para su genotipado. Y se estableció el peso, la altura y la presión arterial de los voluntarios durante una visita domiciliaria a cargo de un técnico de enfermería.
Se seleccionó una muestra representativa de 533 adultos y ancianos para la realización de los análisis en la FSP-USP. Entre los criterios de inclusión se encontraban la presencia de informaciones sobre el consumo diario de café y sobre la presencia o ausencia de las variantes genéticas de riesgo de padecer presión elevada.
Con base en la información que aparece descrita en la literatura científica, los investigadores detectaron en la lista de datos disponibles en el ISA-Capital 2008 cuatro polimorfismos (variantes de los genes estudiados) capaces de indicar predisposición a la hipertensión: CYP1A1/ CYP1A2 (rs2470893, rs2472297), CPLX3/ ULK3 (rs6495122) y MTHFR (rs17367504).
Los análisis estadísticos mostraron que a medida que aumentaba la puntuación de riesgo y la cantidad de café consumida, crecían también las probabilidades de que la persona tuviese presión alta. En los voluntarios con puntuación más elevada y con un consumo diario superior a tres tazas, las probabilidades de padecer presión alta fueron cuatro veces mayores que las de personas sin predisposición genética.
Según la investigadora, estudios recientes han demostrado que el consumo moderado de esta infusión puede ayudar a prevenir la calcificación de la arteria coronaria. Este efecto beneficioso es atribuido a los polifenoles, compuestos bioactivos presentes en abundancia en el café. En tanto, la acción sobre la presión arterial, de acuerdo con Machado Miranda, está relacionada con la cafeína.
De acuerdo con las directrices más recientes de la American Heart Association, en personas sanas, el consumo moderado de café no aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y no está asociado con perjuicios para la salud a largo plazo.
Fuente: Efe salud.
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