Cuidar de una persona con alguna dependencia requiere de esfuerzo físico, mental y emocional. Las atenciones que requiere un niño con una parálisis cerebral infantil, una persona encamada por una fractura, un adulto mayor o cualquier persona que por situaciones de salud dependa de los cuidados de otro para realizar sus tareas básicas pueden ser agotadoras.
Este agotamiento extremo que se genera a partir de cuidar a una persona con dependencia y que se ve con mayor frecuencia en el cuidado de un adulto mayor es lo que se conoce como el Síndrome del Cuidador Quemado, un tipo de estrés laboral y emocional, que conlleva despersonalización y deshumanización en el trato y puede desencadenar en enfermedades físicas.
Este síndrome es una realidad que aumenta cada día en el mundo, el doctor Alejandro García, director médico de una entidad colombiana para el cuidado del adulto mayor explica que es un problema de salud pública, pues la población adulto mayor es cada vez más grande, debido a factores como el aumento en la expectativa de vida, la disminución en la tasa de natalidad y los avances tecnológicos en la Medicina.
El doctor destaca la importancia de ofrecer a los cuidadores las herramientas necesarias para que puedan ofrecer cuidados de calidad.
“El cuidador debe ser visto como un ser importante, porque si no hace bien su función, si no está bien, tampoco estará bien la persona a quien cuida”, asegura.
De acuerdo con el especialista, quien padece este síndrome presenta tres fases, una etapa inicial en la que las demandas de la persona que requiere cuidado no son suplidas con los recursos que tiene el cuidador, sean estos físicos o emocionales.
En una segunda etapa del síndrome el cuidador presenta fatiga, cuidar se vuelve rutinario y se pierde la humanización en el trato y ya en una tercera etapa se presenta depresión y aislamiento, se prioriza el cuidado de la persona que lo requiere y se descuidan aspectos importantes como la alimentación y actividades de bienestar.
A propósito de su participación en el Seminario del Adulto Mayor, realizado por TENA, García explica que esto puede generar patologías físicas como fibromialgia, desarrollar un cáncer o empeorar enfermedades existentes como diabetes, hipertensión, por lo que en este punto se puede requerir la intervención de un profesional de la salud mental u otro especialista.
Datos
De acuerdo a los datos presentados por el especialista este síndrome es muy común, en América Latina se estima que afecta al 60 o 70 por ciento de los cuidadores y en España afecta hasta el 80 por ciento. España cuenta ya con grupos de apoyo, en los que los cuidadores pueden hablar de cómo se sienten y les brindan herramientas para superarlo.
El número de personas afectadas se estima que será mayor, sobre todo por el aumento de la población adulto mayor, que según los datos presentados por el doctor, en 1990 representaba el 5 por ciento de la población mundial, en el 2010 un 7 por ciento y se espera que para el 2030 sea un 17 por ciento.
Recomendaciones
Lo más importante, explica García es que los cuidadores estén atentos a la forma en que están haciendo su papel, si el trabajo les resulta monótono, si lo hace con pereza o no le genera satisfacción y si presenta síntomas de los mencionados reconocer que tiene un desgaste físico y emocional y buscar ayuda, que puede ser hablar con otros cuidadores y crear espacios y actividades que le ayuden a salir de la rutina.
Por: María Santana.
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