Autora: Saray Cordero Spencer, estudiante de 4to año de medicina. Universidad Iberoamericana (UNIBE). Miembro del Comité Permanente de Intercambios Profesionales (SCOPE) de la Organización Dominicana de Estudiantes de Medicina (ODEM).
Los fibromas, también conocidos como leiomiomas o miomas, son tumores benignos que se desarrollan con más frecuencia en el sistema reproductivo femenino. Se caracterizan por ser masas firmes y compactas formadas por células musculares suaves y tejido conectivo fibroso. Pueden surgir solitariamente o varios a la misma vez, al igual que tener distintos tamaños. No están asociados con cáncer uterino y menos aún aumentan el riesgo de padecerlo.
Se predice que aproximadamente un 30 por ciento de las mujeres son afectadas y que estos son más frecuentes en la edad reproductiva, dígase entre los 16 y 50 años de edad. El porque suelen aparecer, se desconoce del todo, pero tienden a estar vinculados con niveles altos de estrógeno en la sangre. Esto explica el porqué son más frecuentes en la edad reproductiva, ya que en esta es donde los niveles de estrógeno son más altos. Se ha comprobado que existen varios factores que aumentan el riesgo de su producción, como antecedentes familiares de fibromas uterinos, obesidad, ingerir carne roja, bebidas alcohólicas y las pastillas anticonceptivas. Por lo contrario, consumir frutas y vegetales diariamente, al igual que múltiples embarazos, disminuyen el riesgo de desarrollar fibromas.
Por lo general, suelen pasar desapercibidos y asintomáticos. En 1 de cada 3 mujeres los fibromas pueden provocar dolores abundantes durante la menstruación, dolor lumbar o en la pierna, poliuria, dolor al tener relaciones sexuales, dolor pélvico y una masa firme, a menudo situada cerca del medio de la pelvis y por lo general palpable a la inspección. Otros síntomas o complicaciones que puedan presentarse son los abortos espontáneos, problemas de fertilidad y problemas durante el embarazo o parto.
Los fibromas uterinos están clasificados en cuatro diferentes tipos, esto es dependiendo de donde estén localizados y son intramurales, submurales, submucosos o cervicales. La única diferencia que existe entre ellos es en qué parte del útero se desarrollan. Luego de eso, la sintomatología, el tratamiento y el diagnóstico es igual.
Habitualmente su diagnóstico es accidental durante un chequeo rutinario. De presentar síntomas uterinos y su médico sospechar de ellos, lo mejor sería realizar una ecografía para confirmar el diagnóstico. Para tratarlos, existen varias opciones terapéuticas ya que no hay un tratamiento específico recomendable. Si son asintomáticos y no interfieren con el día a día, lo más recomendable en ese caso es la conducta expectante, la cual se basa en una vigilancia constante. De ser lo contrario, hay varios medicamentos destinados a actuar sobre las hormonas que regulan el ciclo menstrual y por consiguiente los síntomas. Hay que tomar en cuenta que estos medicamentos no los eliminan por completo, sino que ayudan a que reduzcan su tamaño. De querer extirparlos, hay distintos procedimientos tanto invasivos como no invasivos a tomar en cuenta.
En conclusión, los fibromas son crecimientos uterinos, que pese decirlo, son muy comunes y, a pesar de que la mayoría suelen ser asintomáticos y benignos, es una razón más para que las mujeres sexualmente activas o en edad fértil cumplan al realizarse su chequeo anual. Porque como siempre enfatizo, es mejor prevenir que curar.
Referencias
1. ¿Qué son los Fibromas? [Internet]. Baptisthealth.net. 2020 [citado 19 Marzo 2020].
2. Fibromas: Causas, síntomas y tratamiento [Internet]. Medicalnewstoday.com. 2020 [citado 19 Marzo 2020].
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