Dr. Leonelo E Bautista
Médico, Doctor en Salud Pública
Profesor, Escuela de Medicina y Salud Pública, Universidad de Wisconsin, Madison, Estados Unidos.
Es loable que nuestro Viceministro de Salud Colectiva, el doctor Adrián Puello manifieste interés sobre cuán adecuado es el número de epidemiólogos en el país para solventar necesidades actuales y futuras.
Desafortunadamente, el doctor Puello no brinda información suficiente para soportar un plan de entrenamiento de epidemiólogos, probablemente por las limitaciones naturales de una nota de prensa. De seguro los detalles relevantes serán provistos en un plan oficial que veremos en un futuro cercano.
El conteo de 15 epidemiólogos puede ser correcto, pero ciertamente depende de los criterios usados para definir a un epidemiólogo. De hecho, existe bastante variación en los programas que entrenan epidemiólogos en diferentes países, y aún en el término mismo de “epidemiólogo”. Los comentarios del doctor Puello sugieren que existe preocupación sobre la capacidad de “salubristas” para dirigir los equipos de vigilancia epidemiológica, particularmente a nivel provincial.
Aunque el término “salubrista” no permite deducir las competencias de estos profesionales, es probable que la gran mayoría de ellos tengan el conocimiento y experticio necesarios para liderar equipos locales de vigilancia epidemiológica. Es posible que la crisis en cuestión se haya gestado durante un periodo de años en los cuales se favoreció la inversión en infraestructura física, como señala el doctor Puello y se descuidó la red de vigilancia. El brote de COVID-19 ha hecho evidente las debilidades actuales de la red, pero no es obvio que el problema fundamental sea una falta de capacidad de los salubristas a cargo del nivel local.
Como comentaba anteriormente, debemos esperar la publicación del plan del Ministerio de Salud para entrenar epidemiólogos, antes de emitir juicios sobre el mismo. Sin embargo, con la esperanza de que puedan ser útiles, quiero plantear algunas inquietudes al respecto.
Entrenar adecuadamente un grupo de 500 epidemiólogos es una tarea gigantesca y duradera, aun si se trata de un entrenamiento a un nivel básico. El número adecuado de epidemiólogos por habitantes probablemente varía de un país a otro. Por ejemplo, en los Estados Unidos, los epidemiólogos de los Estados consideran que 1.7 epidemiólogos por 100,000 habitantes sería ideal. Esto correspondería a un poco menos de 200 epidemiólogos para República Dominicana.
De manera que sería prudente considerar otros aspectos al momento de definir cuántos epidemiólogos necesitamos entrenar. Uno de estos aspectos es la capacidad del mercado. Por décadas, el país ha estado formando un número de médicos por encima de la capacidad del mercado local. Esto ha estimulado la emigración de capital intelectual y ha generado una demanda continua de aumento salarial para los médicos que no puede ser satisfecha por razones simples de oferta y demanda. La misma situación se podría dar en un mercado saturado de epidemiólogos.
Por otra parte, es importante considerar las habilidades y destrezas que queremos desarrollar en una nueva generación de epidemiólogos. El doctor Puello ha mencionado estas competencias, que en esencia comprenden:
1) El monitoreo para detectar y resolver problemas de salud en la comunidad;
2) El diagnóstico e investigación de problemas y riesgos a la salud en la comunidad;
3) La evaluación de la efectividad, accesibilidad, y calidad de servicios individuales y poblacionales de salud;
4) La investigación de factores causales y soluciones innovadoras a problemas de salud.
Las dos primeras de estas competencias son cubiertas por programas existentes en el país. Estos programas otorgan, mayormente, un grado de Maestría en Salud Pública. Quizá un reforzamiento del entrenamiento en vigilancia epidemiológica en estos programas nos ayude de forma más efectiva a solventar la necesidad expresada por el doctor Puello. Por el contrario, ningún programa, que yo conozca, provee entrenamiento adecuado en las dos últimas competencias. Estas competencias corresponden a los grados de Master en Ciencias (MSc) y Doctor en Filosofía (PhD) y requieren un entrenamiento riguroso en investigación. Este es el tipo de epidemiólogos que, en mi opinión, necesita el país para resolver los problemas complejos de conocimiento que se generan en el campo de la salud, como aquellos relacionados con el brote actual de COVID-19.
El Ministerio de Salud propone entrenar epidemiólogos en el contexto de residencias médicas. Esta es una propuesta innovadora, pero al mismo tiempo preocupante. Las residencias médicas están diseñadas para entrenar especialistas en medicina clínica, y están reservadas exclusivamente para médicos. Sin embargo, la epidemiología no es una especialización clínica, ni está reservada en forma alguna a los médicos. De hecho, los programas de entrenamiento en epidemiología admiten profesionales de distintas áreas relacionadas con la salud: médicos, enfermeras, biólogos, demógrafos, ingenieros ambientales, sociólogos, estadísticos, economistas, etc. Sería un desacierto desarrollar un programa dirigido exclusivamente a médicos.
Es poco probable que un programa de entrenamiento de alto nivel en epidemiología, que sería fundamentalmente un programa de entrenamiento en investigación, pueda desarrollarse como una residencia médica. El nicho natural de un programa de este tipo son universidades que, por su propia naturaleza, tienen la misión de desarrollar conocimiento por medio de la investigación. La filosofía de nuestras residencias es “aprender haciendo”, y la relevancia que se da a la generación de conocimiento nuevo y a la evaluación del conocimiento existente es mínima o inexistente.
A pesar de que las residencias requieren una tesis de grado, estas últimas son de muy baja calidad y de poco beneficio para el residente y para el país. Si este esquema se reproduce en una “residencia” de epidemiología, el fracaso del programa estaría garantizado. Por otra parte, un programa de entrenamiento de epidemiólogos del nivel que necesitamos en el país requiere una inversión considerable y sostenida en proyectos de investigación de mediano y largo plazo y una masa crítica de investigadores productivos y con experiencia en el entrenamiento de otros investigadores. Estas condiciones deben existir antes de iniciar el programa.
No te pierdas una noticia, suscribete gratis para recibir DiarioSalud en tu correo, siguenos en Facebook, Instagram, Twitter, Linkedln, telegram y Youtube