Autora: Heyliana Marte Abreu, estudiante de Medicina de 3er año del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Miembro del Comité Permanente en Salud Pública (SCOPH) de la Organización Dominicana de Estudiantes de Medicina (ODEM).
Los pacientes con trastornos psiquiátricos experimentan problemas multifacéticos. Uno de estos problemas es la respuesta de la comunidad a estos pacientes en forma de estigmatización, lo que afecta el autoconcepto de los pacientes. Estigma se refiere a actitudes negativas y juicios discriminatorios o pensamientos y sentimientos negativos, como la ansiedad o el odio, adoptados por un grupo mayoritario contra un grupo minoritario (1)
La terapia electroconvulsiva es un procedimiento controvertido, que, a pesar de su efectividad y seguridad, es valorado y usado con reserva, e incluso también estigmatizado.
Las percepciones erróneas sobre la TEC son el resultado de una imagen negativa de este procedimiento como una terapia inhumana o incluso sádica presentada por los medios de comunicación, prácticas tempranas de este método en el pasado, miedo a la electricidad y miedo exagerado tras la pérdida de memoria. Por lo tanto, a pesar de la gran atención de los psiquiatras a la TEC como tratamiento seguro y efectivo, un estigma significativo rodea este enfoque terapéutico, que probablemente sea la mayor barrera para la aceptabilidad general de este método (1)
En un paciente bajo sedación intravenosa o anestesia general, la terapia electroconvulsiva (TEC) utiliza una corriente eléctrica para crear una convulsión cerebral generalizada. Aunque se utiliza principalmente para tratar a pacientes con depresión grave, los pacientes con esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, catatonia, síndrome neuroléptico maligno y trastorno bipolar también pueden beneficiarse. Sin embargo, la práctica tiene un estigma debido a la desinformación sobre la metodología procesal (2)
La TEC está indicada en pacientes con depresión resistente al tratamiento o depresión mayor grave que perjudica las actividades de la vida diaria. La definición de depresión resistente al tratamiento es la depresión que no responde a múltiples ensayos de medicación antidepresiva. También hay sugerencias para la TEC como tratamiento para el suicidio, la psicosis grave, el rechazo de alimentos secundario a la depresión y la catatonia. Los pacientes bipolares depresivos y maníacos también pueden recibir tratamiento con TEC. La TEC puede tener un perfil más seguro que los antidepresivos o los antipsicóticos en pacientes debilitados, ancianos, embarazadas y lactantes. La ideación suicida se alivia rápidamente con la TEC y se observó una resolución completa en el 38% de los pacientes después de una semana, en el 61% de los pacientes después de dos semanas y en el 81% de los pacientes que completaron la TEC. La TEC también se recomienda para pacientes que han mostrado una respuesta favorable a la TEC anteriormente (2).
El origen de la TEC se remonta a 1785, cuando Oliver reporta por primera vez la mejoría sintomática de un paciente con diagnóstico de manía después de presentar una convulsión desencadenada por la aplicación de alcanfor. Sin embargo fue hasta principios del siglo XX cuando la suma de éstas observaciones empíricas sugieren la hipótesis del antagonismo biológico entre la epilepsia y la esquizofrenia, siendo el neuropsiquiatra Von Meduna en 1930 el primero en decidir aplicar de forma intravenosa cardiazol con la intención de producir de forma controlada una crisis convulsiva.
Posteriormente el procedimiento fue probado en pacientes con psicopatología, obteniendo una mejoría clínica significativa de los síntomas, pero con múltiples efectos secundarios e incluso la muerte de varios de ellos. Consecutivamente Bini y Cerletti, buscando obtener la misma respuesta, pero reduciendo los riesgos metabólicos y tóxicos que acarrea la aplicación de sustancias irritantes como el cardiazol, probaron la inducción de la convulsión mediante la aplicación de corriente eléctrica, obteniendo un resultado adecuado, disminuyendo la ansiedad, excitación motora y limitando las lesiones o efectos indeseables observados por Meduna. A pesar de la eficacia clínica obtenida hasta ese momento, las técnicas de TEC alcanzaban una mortalidad del 11% y una morbilidad aún mayor, lo cual desestimula su uso, promovió su cuestionamiento científico y ético, por cuanto el riesgo de daño excede claramente el beneficio esperado para un tratamiento médico (3)
Buscando rescatar el uso del TEC dada la utilidad clínica descrita, en 1951 se introdujo a la técnica la aplicación de anestesia con barbitúricos y relajantes musculares, logrando disminuir efectos como distermia, fracturas, broncoaspiración, apnea y coma descritos con las primeras series, reavivando así el interés por su utilización. Desde entonces las técnicas de la TEC, ahora TECAR (Terapia electroconvulsiva con anestesia y relajación), se han venido depurando y aumentando su perfil de seguridad (3).
En un estudio realizado con el objetivo de presentar las perspectivas de los pacientes, los cuidadores y el público sobre la terapia electroconvulsiva (TEC) a través de una revisión narrativa de la literatura, se concluyó que las perspectivas de las personas sobre la TEC a menudo son negativas debido a la representación de los medios e Internet. Las perspectivas están influenciadas por los riesgos, los efectos secundarios a corto plazo y el efecto secundario a largo plazo más comúnmente informado: la pérdida de memoria. Sin embargo, muchos pacientes no informan pérdida de memoria. La mayoría de las personas que experimentan la TEC y sus cuidadores informan una perspectiva positiva. En el futuro, las perspectivas de las personas pueden volverse más positivas con estándares de prestación de servicios más altos y una visión más equilibrada y bien informada de la TEC moderna presentada por los medios de comunicación. Sin embargo, la TEC tiene riesgos y efectos secundarios, y persistirán las perspectivas negativas y críticas sobre el uso y los efectos de la TEC (4).
El pasado oscuro que todos conocemos de la Psiquiatría, y la imagen que los medios de comunicación le han dado a esta terapia, son algunas de las razones que hacen que hoy en día exista un gran estigma hacia ella, provocando que pacientes, familiares e incluso profesionales de la salud instintivamente la rechacen.
Es necesario que la imagen y la información que se da en los distintos medios sea lo más apegada a la realidad posible, evitando estereotipos y así poder erradicar poco a poco dicho estigma.
Referencias bibliográficas:
- Efat S, Parisa R, Farshid S. Lily T. The Effect of Counseling on Stigma in Psychiatric Patients Receiving Electroconvulsive Therapy: A Clinical Trial Study. Neuropsychiatric Disease and Treatment. [Internet] (2019) Volume 15, pp. 3419-3427. Retrieved from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6902865/
- Irim S. and Raman M. Electroconvulsive Therapy. StatPearls Publishing. [Internet] (2020) Retrieved from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30855854/
- Álvaro R. and Gilberto G. Is Ethic the Use of Electroconvulsive Therapy? Cuadernos de bioética: revista oficial de la Asociación Española de Bioética y Etica Medica, 29(95), p [Internet] (2018) Retrieved from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29406761/
- Chris G. and Alex O. Patients’, Carers’, and the Public’s Perspectives on Electroconvulsive Therapy. Frontiers in Psychiatry. [Internet] (2019) Retrieved from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6514218/
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