Autor: Cindy F. Gross Pérez. Estudiante de medicina de 5to. año de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
En las últimas décadas, las alergias alimentarias se han convertido en un importante problema de salud pública, siendo la principal causa de anafilaxia en personas de todas las edades, aunque es más frecuente en los primeros años de vida. Las causas del aumento en la incidencia de las alergias alimentarias son un tanto desconocidas, pero parecen tener un gran componente genético. Además, son más frecuentes en personas con historia o condiciones de atopia, como la dermatitis atópica, rinitis alérgica y asma. Sin embargo, este aumento de la incidencia sugiere estar fuertemente relacionado con factores ambientales modificables.
Una alergia alimentaria no es más que un efecto adverso provocado por una respuesta inmunitaria específica que ocurre luego de la exposición a un alimento determinado. Existen diversos mecanismos de reacción alérgica a los alimentos y estas pueden provocar manifestaciones en todos los sistemas, principalmente en la piel, vías respiratorias, tubo digestivo y aparato cardiovascular.
Se han descrito alrededor de 399 alérgenos alimentarios y unas 71 proteínas involucradas. Sin embargo, 8 alimentos son los responsables del 90% de las alergias alimentarias. Estos alimentos son la leche, el huevo, la soja, el trigo, los cacahuetes, los frutos secos, el pescado y el marisco.
El diagnóstico de una alergia alimentaria inicia con una buena historia clínica y examen físico, y posterior a esto una serie de pruebas que nos ayudarán a identificar el alérgeno.
Evitar el alimento que provoca la alergia es la clave para prevenir las reacciones. En esto consisten las dietas hipoalergénicas, en la eliminación de los alimentos que representan un riesgo de desencadenar las reacciones. Una vez diagnosticada la alergia alimentaria, el paciente debe recibir asesoramiento de parte de un dietista.
Los individuos con dietas hipoalergénicas deben tener mucha precaución, permanecer en constante vigilancia y leer siempre las etiquetas de todos los productos que vayan a consumir. Las comidas de estas personas deben ser cocinadas primero, ser tapadas y retirarse del área donde se está cocinando, para evitar la contaminación con alguno de los alérgenos. De la misma manera, tienen un potencial riesgo al salir a comer a algún lugar de comida fuera de casa, por el posible contacto cruzado. También, dentro del contexto de la dieta hipoalergénica, se deben evaluar las necesidades nutricionales de cada individuo, dígase vitaminas, proteínas, minerales, carbohidratos, fibras, y establecer un plan de satisfacción de esas necesidades.
El éxito del manejo de la dieta hipoalergénica va a depender de qué tan bien sea orientado el paciente sobre la evitación dietética y de cuán bien cumpla la dieta de eliminación, así como sobre la forma de sustituir los alimentos eliminados por alimentos seguros y apropiados para satisfacer las demandas nutricionales.
Referencias bibliográficas:
- O´Hehir R, Holgate S, Sheikh A. Middleton´s Allergy Essentials. 1st ed. Elservier; 2017.
- Metcalfe D, Sampson H, Simon R, Lack G. Alergias alimentarias: Reacciones adversas a alimentos y aditivos alimentarios. 5ta. Ed. Elsevier.
- Petrella C. Dieta básica hipoalergénica. Smiba [Internet]; 5. Disponible en: https://www.smiba.org.ar/revista/vol_05/05_03.htm
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