Un trabajo multidisciplinar dirigido por la Universidad de Valladolid y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), en colaboración con investigadores y clínicos del Hospital Clínico San Carlos, Hospital Universitario la Paz, la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Rúber Juan Bravo Quironsalud, la Universidad Politécnica de Madrid, el Centro de Supercomputación de Barcelona, Philips healthcare Iberia, el CIBERCV y el CIBERBBN, ha desarrollado una metodología altamente eficiente que permite identificar las características tridimensionales del daño cicatricial presente en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio.
Este nuevo método permite la evaluación transmural (a través del grosor de la pared del corazón) y tridimensional del tejido cicatricial del músculo infartado, de tal forma que establece una caracterización altamente detallada del tejido dañado y su disposición espacial. En concreto, la evaluación transmural del infarto hace referencia a una medida de la extensión relativa del tejido infartado y fibroso respecto de la anchura de la pared del miocardio.
Según explica David Filgueiras “la relevancia de este nuevo método se manifiesta en su utilidad en secuencias convencionales de resonancia magnética nuclear cardíaca, que habitualmente se obtienen en pocos minutos, dentro de agendas frecuentemente saturadas para el uso de los aparatos de resonancia magnética nuclear".
“Esta novedosa metodología puede representar un enfoque eficiente en la práctica clínica después de la segmentación manual o automática de los bordes del miocardio en una pequeña cantidad de cortes 2D convencionales y detección automática de cicatrices", escriben los autores del estudio que se publica en la revista Scientific Reports.
Los resultados de la investigación mostraron que la superficie ocupada por tejido infartado en zonas de transmuralidad baja, entre el 10% (para secuencias de resonancia 3D) y 20% (para secuencias de resonancia 2D convencionales) del grosor de la pared ventricular, es un parámetro asociado a las características de la presentación clínica de las taquicardias vinculadas al tejido infartado del ventrículo, denominadas taquicardias ventriculares.
De forma más específica, las primeras firmantes del trabajo, Susana Merino, de la Universidad de Valladolid, y Lilian Karina Gutiérrez, de CNIC, destacan que “los resultados mostraron una correlación significativa entre la superficie de cicatriz identificada con los mencionados valores de transmuralidad y la frecuencia cardíaca a la se presentaba la taquicardia ventricular a nivel clínico".
Los datos también mostraron que los pacientes con valores más bajos de superficie de cicatriz en base a los criterios mencionados de transmuralidad tenían una mayor probabilidad de recurrencias de taquicardias ventriculares en el seguimiento a largo plazo.
El potencial de este nuevo método destaca especialmente porque se realiza sobre secuencias convencionales de resonancia magnética cardíaca basadas en adquisiciones 2D con realce tardío, con escaso número de cortes y disponibles en cualquier centro que realice estudios de resonancia magnética nuclear cardíaca. No son necesarios, en consecuencia, estudios 3D.
Fuente: DICYT
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