De acuerdo a datos revelados por el estudio Health on Demand (Mercer Marsh Beneficios), en Latinoamérica ese porcentaje de trabajadores que dicen haber experimentado estrés y están entrando en el llamado burnout aumentó de 43% a un 56%.
De acuerdo al Informe de Riesgos Globales 2021, Latinoamérica se enfrenta además a una “juventud desilusionada”, un riesgo desatendido que se convertirá en una amenaza crítica durante los próximos años.
Esta juventud –o Pandemials- ha vivido ya una crisis financiera, un colapso mundial por pandemia, un sistema educativo obsoleto, una sociedad polarizada y una crisis climática arraigada.
Los expertos aseguran que corren el riesgo de convertirse en una generación perdida. De hecho, “la soledad y ansiedad entre los jóvenes ya habían sido descrita como una epidemia antes de la pandemia“.
Desde el 2020, la salud mental se ha deteriorado para el 80% de los niños y jóvenes de todo el mundo. En Latinoamérica, según datos de UNICEF, el 27% de los jóvenes ha sufrido ansiedad y un 15% depresión tras la pandemia, un incremento del 35% (OPS).
El 66% de las empresas en Latinoamérica ya están abordando el riesgo de salud mental según el estudio Riesgos de Personas 2022 (Mercer Marsh Beneficios), y el 79 % cuenta con responsables para gestionar este riesgo, en comparación con un 2019 pre-pandemia, donde el 79% de las empresas no contaba con ninguna herramienta para medir la salud mental de sus empleados, y el 71% tampoco había desarrollado ningún programa para reducir los problemas de salud mental entre su plantilla (Estudio Regional Tendencias de Salud Mental en Latinoamérica y Caribe 2019).
Por su parte, un 73% de aseguradoras latinoamericanas confirma ofrecer coberturas para salud mental según el reporte Tendencias de Salud 2022.
Líderes de Recursos Humanos y del área de Riesgos aseguraban en el reciente estudio Riesgos de Personas 2022 que, de los 25 riesgos relacionados a personas, el riesgo de salud mental se situaba en el puesto 22.
De acuerdo a las recomendaciones recogidas en “Convirtiendo el riesgo de la salud en valor“, el diseño de estos Programas de Salud Mental varía de una cultura a otra, pero en todos ellos es crítico:
● Uso de datos, a través de herramientas diagnósticas para entender las necesidades de su fuerza laboral.
● Programas a la medida de los diferentes tipos de personas que forman la población laboral, y su exposición al riesgo y las consecuencias de la salud mental
● Revisión de proveedores actuales en función de los datos recabados
● Reducir el estigma: los empleadores deben dotar a los gerentes y supervisores con habilidades que les permita identificar señales tempranas, y sepan canalizarlos hacia estos programas y los expertos correctos.
● Mejorar el acceso a los servicios de salud mental, facilitando desde la empresa la información y la flexibilidad para acudir a los mismos.
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