Se trata de una de las principales conclusiones de un estudio que incide que los mayores hospitalizados con mayor seguimiento de la dieta mediterránea también mejoran su estado general global con las pautas de ejercicio y educación en la salud.
El estudio lo han dirigido los expertos Mireia Urpi-Sarda, del Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA-UB) y por José Antonio Serra-Rexach, del Grupo de Investigación en Biopatología del Envejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón (IISGM). Ambos son miembros del CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES).
La muestra
Publicado en la revista Journal of Nutrition and Healthy Aging, está basado en el proyecto AGECAR-PLUS, un estudio clínico aleatorizado sobre 260 pacientes de 75 o más años en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Así se evaluó a 109 voluntarios, de los que el 46 % era mujer y de alrededor de los 87 años, su grado de adherencia a la dieta mediterránea, así como los niveles de polifenoles en orina, el estado funcional, y otros parámetros de salud en el momento del ingreso y también del alta del hospital.
El ejercicio, una estrategia segura y efectiva
El estudio señala que la discapacidad asociada a la hospitalización -la pérdida de habilidades en actividades de la vida diaria- es un fenómeno que afecta incluso a pacientes mayores tratados con éxito de su dolencia durante el ingreso en el centro médico.
Pero, además, puede acarrear más gastos económicos, reingresos e incluso mayor mortalidad en algunos casos.
En este sentido, el ejercicio físico durante la estancia en el hospital se ha mostrado como una estrategia segura y efectiva para prevenir este deterioro funcional en el colectivo.
Mayores hospitalizados
“Observamos que los pacientes que realizaron la intervención de ejercicio físico y educación sanitaria durante la hospitalización mejoraron significativamente su estado funcional al alta, en comparación con su ingreso y con los pacientes que no realizaron la intervención”, afirma Serra-Rexach.
Sin embargo, prosigue el experto, “hasta ahora no existía ninguna evidencia del efecto” de una dieta saludable sobre el estado funcional en los mayores hospitalizados.
Por su parte, Urpi-Sardá abunda en que un patrón de dieta saludable, como la mediterránea, está asociado a un menor riesgo de deterioro físico y fragilidad en las personas mayores.
Y dado que la dieta mediterránea es rica en polifenoles, los investigadores evaluaron la adherencia a este patrón dietético a través de un cuestionario validado pero también midiendo el nivel de éstas moléculas en la orina.
Mayores hospitalizados
“Estos resultados sugieren que el seguimiento de la dieta mediterránea podría representar un indicador de aquellos pacientes mayores con una respuesta aparentemente mejor a las intervenciones de ejercicio”, sostienen los investigadores responsables del estudio.
En un editorial la revista que ha publicado el artículo ha destacado el hecho de que los pacientes con peor estado físico presenten mejoras más significativas en respuesta a un programa de ejercicio físico.
Por ello, anima a realizar más estudios sobre la influencia de los patrones dietéticos en los efectos del ejercicio para evitar la discapacidad asociada a la hospitalización.
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