EFE.- Sus seguidores están hoy por todas partes, se les puede encontrar a cualquier hora del día, móvil en mano cazando pokemons por toda la ciudad. EFEsalud ha hablado con un psicólogo para conocer si este nuevo videojuego de realidad aumentada, llamado Pokémon Go, supone una vuelta a la infancia o un deseo de huir de la realidad
Sus 721 protagonistas, con el entrañable y poderoso Pikachu a la cabeza, son unos animalitos que se hicieron famosos por una serie de televisión japonesa emitida en España en los años 90. Los niños de ahora; los que lo fueron hace años y hoy rondan los 30, así como los padres de estos últimos, cercanos a los 50, los conocen muy bien.
Es precisamente esta conexión intergeneracional uno de los componentes positivos que destaca Sergio García Serrano, psicólogo, terapeuta y perito judicial.
A su juicio, nos sentimos identificados porque no es un producto nuevo del que no sabemos ni siquiera pronunciar el nombre, es un producto con el que diferentes generaciones ya están familiarizadas, “y lo que se ha hecho es abrir la puerta; ya conocemos los personajes y sus nombres y no se ve como lejano o agresivo, sino que hay una familiaridad”.
Si puede haber, en su opinión, un efecto nostálgico en el cual uno recuerda como era hace algunos años, por lo tanto piensa en su infancia, pero ese efecto nostálgico en este caso “es potenciador”.Por otra parte el unirse a los hijos mediante un juego “también genera una especie de vínculo; es un lenguaje común que hablan padres e hijos”.
Otro efecto positivo, destaca, es que te sacan del sofá. Es la gran diferencia con los videojuegos tradicionales que te encadenan a la butaca durante largas horas y te convierten en un ser sedentario. Para poder jugar al Pokémon Go hay que salir a la calle y andar.
¿Volver a la infancia o huir de la realidad?
Tampoco descarta el psicólogo que pueda haber usuarios que utilicen Pokémon Go para huir de la realidad y de alguna manera evadirse de la misma, lo mismo que le sucedía a Don Quijote de La Mancha con sus novelas de caballería.
A las personas que tienen mucha imaginación, les puede llevar a una huída. Al tener el móvil siempre a mano en el bolsillo “es más difícil decir que no, por lo tanto si me quiero evadir de la realidad es más difícil poner fin al juego”.
Pero este especialista advierte que si el jugador no tiene un criterio personal fuerte o cuenta con una vulnerabilidad presicótica, “se añaden cuestiones de índole psicológica al juego que son negativas: Si una persona se evade mucho con este tipo de juegos y no sabe distinguir la realidad de lo virtual este juego desarrollará en él unas conductas que se alejan de una vida saludable. Depende pues de del uso y/o abuso y del criterio del usuario”.
Sin miedo a jugar/reproche moral
Defiende asimismo el psicólogo que no hay que tener miedo a jugar y rechaza la “mirada moral” que ponemos sobre quien practica el juego.
Ayer, relata, había un comentario en las redes sociales que vinculaba la caída del tobogán de un niño con el hecho de que su familia estuviera jugando al Pokémon Go: “relacionar ambos acontecimientos es añadir una moral a lo que se está viendo”.
Hay familias que jugarán y lo harán de manera saludable y será algo positivo entre sus miembros y habrá otros que a lo mejor hacen un mal uso, “pero creo que no será lo general, y no podemos cuestionar de forma permanente a aquellos que utilizan nuevas fórmulas”.
Toda innovación, concluye, suscita incertidumbre, como este juego, que en el pasado fue también un juego de cartas y de tazos, y que hoy consiste en cazar con tu móvil a todos los pokemons que te vas encontrando por la ciudad con una bolas virtuales, las pokebolas, para encerrarlos y entrenarlos como guerreros de cara a posteriores combates con otros usuarios.
No te pierdas una noticia, suscribete gratis para recibir DiarioSalud en tu correo, siguenos en Facebook, Instagram, Twitter, Linkedln, telegram y Youtube