MADRID. - La uveítis es la inflamación de la úvea, la capa intermedia del ojo que se localiza entre la esclera (la parte blanca del globo ocular) y la retina, y constituye la tercera causa de ceguera evitable en la población de 20 a 65 años, causando entre el 10% y el 15% de los casos de ceguera bilateral y el 22% de los de ceguera unilateral, según datos de la Unidad de Superficie e Inflamación Ocular (USIO) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
De acuerdo con esta misma fuente, cada año se diagnostican entre 52 y 115 casos nuevos por cada 100.000 habitantes. Si bien el pico máximo de incidencia se da en personas en edad laboral, entre los 20 y 50 años, en el diagnóstico no debemos descuidar los dos extremos de la vida, especialmente la infancia, ya que entre el 5% y el 10% de los casos totales ocurren en menores de 16 años.
Síntomas y pronóstico
La úvea se divide en tres partes y en función del lugar donde se localice la inflamación, podemos diferenciar tres tipos de uveítis:
1.- Cuando se inflama el iris o úvea anterior, que es la membrana coloreada y circular del ojo, se denomina iritis.
2.- Si la inflamación está en el cuerpo cilial o úvea intermedia, estamos ante una ciclitis.
3.- La coroiditis es el proceso inflamatorio que afecta a la coroides o úvea posterior, que está en íntima relación con la retina.
Los síntomas y el pronóstico varían según estas localizaciones, pero es posible modificar el curso de la enfermedad si se administra el tratamiento adecuado de forma precoz.
“No es lo mismo una uveítis anterior aguda que, aunque se ponga el ojo rojo y duela, se trata con gotas entre 6 y 8 semanas, que una uveítis anterior crónica que es bilateral, que se da en niños pequeños que no lo cuentan, el ojo no se les pone rojo y no duele”, sostiene José Manuel Benítez del Castillo, jefe de Sección de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos.
Este tipo de iritis se da sobre todo en niños que tienen artritis inflamatoria juvenil y puede acabar en ceguera si no hacen revisiones periódicas, advierte.
Las uveítis anteriores agudas producen ojos rojos, dolor, molestia a la luz y ojos llorosos, y representan el 90% de los casos.
El doctor David Díaz-Valle, jefe de sección de la USIO del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, advierte de que hay conjuntivitis y otros cuadros que también producen enrojecimiento ocular y recomienda acudir a urgencias si aparece un enrojecimiento súbito sin causa aparente y, además, se presentan los síntomas descritos anteriormente.
Benítez del Castillo argumenta que en las uveítis intermedias y las posteriores no se pone el ojo rojo y lo único que notan los pacientes es ver mal o ver miodesopsias (moscas volantes), cuya causa más frecuente es el desprendimiento del vítreo posterior.
“En este tipo de uveítis -completa Díaz-Valle- aparece inflamación en el gel vítreo (rellena el ojo por dentro), que se llena de detritus y material inflamatorio y por eso se ven “moscas”. Al tratar la inflamación, el vítreo se va aclarando y el paciente mejora, aunque suele quedar una cierta turbidez residual”.
Fuente: EFE
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