MADRID. En la actualidad, en muchos países la población femenina es mayor que la masculina en las aulas universitarias, excepto en los salones de ciencias. Esto explica el hecho de que casi no se estudia el comportamiento de las enfermedades en las mujeres.
Llúcia Martínez Priego, bióloga y responsable del servicio de secuenciación masiva de la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana, explica que nacer con uno u otro sexo ha afectado históricamente a la mujer a nivel de la investigación biomédica y, en consecuencia, la mayor parte de las medicinas que toman las féminas no han sido testadas en ellas.
“Para hacer buena ciencia es necesario tener en cuenta todas las variables y, por tanto, la perspectiva de género es indispensable”, indica Martínez Priego. Por esa razón es de suma importancia que se fomente la participación de la mujer en la ciencia, tanto en los ensayos clínicos como el cuerpo director de investigaciones.
Un ejemplo de la desigualdad por género existente en las investigaciones para resolver problemas de salud es el endometriosis que afecta a una de cada diez mujeres y recibe escasa atención científica, por ende todavía no existe una sola explicación de sus causas ni posibilidad de cura, frente a los problemas de erección que afectan a uno de cada 100 hombres y reciben 10.000 veces más recursos y atención”, informa la bióloga.
Martínez Priego concluye con la pregunta ¿qué sucedería si una enfermedad tumoral que acaba invadiendo órganos vitales, produce dolores crónicos insoportables e impide llevar una vida con normalidad, como es la endometriosis, la sufrieran los hombres? ¿Sería diferente?
Fuente: EFE
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