Dra. Priscilla Lomba Escobar
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo, estas matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes a nivel mundial. Estas se definen como un grupo de enfermedades que tienen como resultado consecuencias para la salud que permanecen en el tiempo y requieren de modificaciones en el estilo de vida y tratamiento a largo plazo.
Muchas de estas condiciones se pueden prevenir reduciendo o eliminando los factores de riesgo modificables, que están directamente relacionados con el comportamiento humano, como son el tabaquismo, el uso nocivo del alcohol, la inactividad física, y el consumo de alimentos no saludables, todos estos factores aumentan el riesgo de ECNT.1
Según Rios-Castillo y compañía, en el artículo Educación alimentaria y nutricional para reducir la obesidad en escolares de Panamá: protocolo de estudio, de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, publicado en el año 2020, el sobrepeso en escolares de panamá se da en uno de cada tres niños que pertenecen al sistema de educación primaria. Se sabe que el sobrepeso en infantes es un importante factor de riesgo para el desarrollo de obesidad en la adultez, y por tanto para el desarrollo de otras Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT). 2
En Panamá se están implementando políticas públicas efectivas, para reducir y controlar el sobrepeso en estos niños. Estas políticas incluyen cambios en el ambiente escolar para evitar la malnutrición de los escolares como: opciones saludables en las comidas y meriendas, incremento de la actividad física, cambios de conducta hacia prácticas alimentarias más sanas, y acciones de educación alimentaria y nutricional. También incluyen la provisión de agua potable y segura, programas de alimentación escolar saludable y culturalmente aceptables, entre otras.2
En República Dominicana, varias instituciones gubernamentales e internacionales como, el Despacho de la Primera Dama, la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), en colaboración presentaron el Pilón de la Alimentación y Nutrición de la República Dominicana, lo cual consiste en Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs) como un instrumento para la educación nutricional de la población, y para erradicar la desnutrición infantil.3
En esta guía se establecen propósitos, parecidos a los que se determinaron en Panamá según el estudio de la revista española, en donde nos muestran datos demográficos, socioeconómicos, culturales, entre otros, que ayudan a establecer ese pilón de la alimentación, que enseña al dominicano en diferentes escalones la importancia de los alimentos y nutrientes, y cuáles deben ser consumidos en menores cantidades, para entonces disminuir la prevalencia de dichas enfermedades.
Lo más importante para garantizar la alimentación saludable y una nutrición que cumpla con las necesidades del cuerpo humano, es la educación y promoción métodos nutricionales que se adapten a la población, y que sean accesibles para todos los individuos. Promover este tipo de acciones en las escuelas, donde los niños y adolescentes pasan una gran parte de su tiempo, y donde se fomenta todo tipo de conducta correcta y saludable es fundamental.
En el artículo Riesgo Nutricional y Desarrollo de Diabetes Mellitus, publicado en el año 2020 por la revista Polo del Conocimiento en Ecuador, los autores Quiroz-Figueroa, Lucas-Chóez y Quiroz-Villafuerte, se plantearon como objetivo determinar riesgos nutricionales en el desarrollo de diabetes mellitus en la población adulta. En este estudio se analizaron pacientes sin diagnóstico previo de diabetes que asistieron a consulta. Los resultados encontrados indicaron como el Índice de Masa Corporal (IMC) elevado, fue un factor de riesgo para la misma, al igual que hábitos alimenticios inadecuados y estilos de vidas sedentarios, acompañados de falta de conocimiento sobre la cantidad de calorías de los diversos platos, los cuales exceden los requerimientos nutricionales.4
La Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2), es una enfermedad crónica, que se caracteriza por hiperglicemia, y que usualmente se atribuye a resistencia a la insulina y obesidad. Esta aparece cuando la producción de insulina no es capaz de regular la glucosa en sangre. Existen otros factores de riesgo no modificables como: historia familiar, la edad avanzada, antecedentes étnicos, entre otros.6 Es muy común que la DM2 se acompañe de trastornos de los lípidos (dislipidemias), hipertensión, etc.
Muñoz, Guzmán y Córdoba, en el artículo Aplicación del enfoque de problemas a la diabetes mellitus de tipo 2 en educación médica: una revisión integrativa, realizado en México en el año 2020, se analiza la literatura científica de diabetes mellitus de tipo 2 para caracterizar la causa principal y las mejores estrategias de solución y prevención en los procesos educativos. Ellos concluyeron que la prevalencia de DM2 y ENT se encuentra en incremento, que las acciones de contención como prescripción de actividad física, medicamentos, etiquetado a alimentos y bebidas, restricción de venta en espacios educativos y de salud, impuestos a bebidas con azúcar o edulcorantes artificiales no han sido suficientes y efectivas en su propósito, también establecen la adición de fructosa a bebidas y alimentos es determinante.
Según las literaturas vistas, es necesario implementar políticas educativas fuertes y reforzar las existentes, eliminar tabúes que existen en cuanto a la alimentación y nutrición, incentivar a la población a prácticas saludables, como el consumo de alimentos adecuados y naturales, realizar actividad física, y tratar de eliminar el consumo de alimentos que contengan sodio, azúcares añadidas y conservantes. En fin, educar a la población, en todas las edades pero sobre todo a los niños para que tomen estas medidas como parte de su estilo de vida, así poder reducir los factores de riesgo y por consiguiente, las enfermedades crónicas no transmisibles.
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