Dra. Anayanet Jaquez
Nutrióloga Clínica
Investigación Biomédica
En diciembre de 2019, se reportaron una serie de casos de neumonía de etiología a investigar, en poco tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el agente causal de esta neumonía era un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, causante de la enfermedad denominada Covid ‐ 19.
Este virus ha mostrado una virulencia preferencial y severidad en adultos mayores y adultos con comorbilidades existentes que incluyen obesidad, hipertensión y diabetes, esto lo observamos desde los primeros estudios como el de Richardson et al, en el que se mostró que la población afectada en 41.7 por ciento padecían obesidad y que estos requerían con más frecuencia ventilación mecánica o ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) junto a una mayor mortalidad. Sin embargo fue el estudio de Simonnet et al, el que logró identificar que la proporción de pacientes que requerían ventilación mecánica era directamente proporcional al Índice de Masa Corporal (IMC) particularmente aquellos cuyo IMC fue > 35 kg / m2 (85.7%).
Ante esta evidencia la pregunta que nos hacemos es: ¿Qué relación tiene la obesidad con el desarrollo o severidad del Covid-19? La verdad es que no conocemos aún el mecanismo exacto por el cual la obesidad puede contribuir al desarrollo del Covid-19 con manifestaciones clínicas severas o de mayor gravedad, pero existen algunas teorías.
Primero recuerdo que la obesidad no es aumento de peso sino aumento de tejido graso corporal. Pues podríamos tener aumento de peso asociado a mayor cantidad masa muscular o hasta por retención hídrica. Pero cuando hablamos de obesidad estamos señalando una enfermedad caracterizada por el aumento de tejido adiposo es decir grasa. Ante esto la teoría principal según el estudio de Kruglikov et al , es que las células adiposas (células grasas) pueden servir como reservorio o depósito viral, probablemente por la alta expresión de la enzima ACE2 en el tejido adiposo ,una enzima para la cual SARS-CoV-2 muestra especial afinidad. La unión de SARS ‐CoV 2 con el ACE2 provoca una expresión elevada de ACE2, que puede provocar daños en las células alveolares y dar inicio a reacciones sistémicas de inflamación por lo tanto, es probable que influya en la gravedad clínica del Covid-19.
Algunos estudios similares proponen un mecanismo asociado a una excreción viral prolongada y activación prolongada de citocinas, secundario al mismo depósito viral en el tejido adiposo ya mencionado ,pero señalando que esto ocurre en un organismo que ya sufre alteraciones metabólicas e inflamatorias .Además el paciente obeso presenta una fisiología respiratoria alterada, incluida la capacidad funcional residual y el volumen de reserva espiratoria, hipoxemia y anomalías de ventilación- perfusión condiciones que no son favorables.
Hay varias investigaciones sobre los efectos de la actividad física , la vitamina D y la nutrición sobre las células inmunes y la inflamación en obesidad y Covid-19. Se señala que un estilo de vida activo, puede mejorar la salud inmunológica, sugiriendo la necesidad de mantener una actividad física adecuada antes de la enfermedad, como medida preventiva en especial en la población obesa. La intensidad de la actividad física es relevante ya que según Souza et al, el ejercicio de intensidad moderada induce a cambios en el patrón de citocinas asociadas con aumento de la función inmune y los ejercicios de alta intensidad pueden propiciar inflamación crónica.
Otra teoría es la asociación de la obesidad con Hipovitaminosis D, factor que se ha asociado anteriormente al desarrollo de varias enfermedades pulmonares, inflamatorias e infecciosas. Se señala que niveles subóptimos de vitamina D aumentan el riesgo a desarrollar procesos virales como el Covid-19, debido a la acción antimicrobiana y antiviral de esta vitamina , medida por catelicidinas y péptidos antimicrobianos y el efecto antiinflamatorio de esta mediado por supresión selectiva de mecanismos productores de citocinas inflamatorias . Estudios como el de Grant et al, proponen el uso de la suplementación con vitamina D para modular la respuesta inflamatoria e inmune.
Por último la dieta juega un papel vital en la prevención y el tratamiento del Covid 19, particularmente en los pacientes obesos . Estudios múltiples señalan el efecto perjudicial de la dieta alta en ácidos grasos saturados, ya que estas activan el sistema inmune innato e inhiben el sistema inmune adaptativo. Esto desencadena la activación de la inflamación y el estrés oxidativo. Las dietas de esta tipo deterioran significativamente la inmunidad, por esto se recomienda la ingesta de alimentos integrales, frutas y vegetales.
En resumen estas son teorías basadas en observación y asociación. Mucho aún nos queda por aprender pero mientras podemos tomar las siguientes medidas:
Cumplir con el aislamiento social señalado
Mantener la actividad física de intensidad moderada (ejemplo caminatas) la cual se asocia a modulación inmune e inflamatoria
Mantener una dieta adecuada para sus necesidades baja en grasas saturadas, rica en granos integrales, frutas y vegetales.
Suplementar los niveles de vitamina D y aunque otros micronutrientes se han señalado como beneficiosos (vitamina C y Zinc) en la población obesa este es el micronutriente con mayor evidencia científica cuya deficiencia se asocia a obesidad y a mayor riesgo de padecer Covid-19 con manifestaciones de severidad.
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