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El origen de los Trastornos Mentales a Nivel Cuántico (3ra parte)

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Tercera parte

Por la licenciada Ayaibex Montás, Psicóloga Clínica

La Anormalidad es parte del ámbito Cuántico

En el terreno de lo cuántico, la anormalidad es la norma. 

Hasta la ciencia positivista tradicional, todo era medible, cuantificable y no se movía sin una causa evidente. Aparece Niehls Bor con la interpretación de Copenhague con palabras como: “No se trata solo de que no se pueda medir, es que no existe hasta que se observa”. Para la física cuántica, la observación tiene un efecto directo en el mundo del observador. El sujeto y el objeto están íntimamente relacionados. 

El observador es la consciencia. Nadie ha descrito acertadamente con palabras que es la consciencia. La consciencia no cuadra con el paradigma newtoniano. No es medible. 

Haciendo un recorrido por la psicología, se observa que la consciencia para los conductistas es un vocablo molesto pues no se podía medir, aparecen los humanistas y resurge el interés estudiando activamente la transformación de la consciencia. Para los cognitivos era un subproducto conectando sensación, percepción y otros procesos mentales superiores. Esta conexión implicaba un rompimiento con el punto de vista cartesiano donde cuerpo y mente no están conectados entre sí. 

¿Es la consciencia energía producto del cerebro, un epifenómeno o una propiedad emergente de una actividad bioeléctrica que tiene lugar dentro de nuestras cabezas?

Stuart Hameroff y Roger Penrose han presentado una teoría de la consciencia basada en los microtúbulos del cerebro. Es llamada la Teoría OR de la consciencia, donde la elección desde la consciencia se reduce objetivamente convirtiendo la onda en partícula a través de la elección. 

La consciencia aparece cuando la superposición de neuronas dentro del cerebro llega a un cierto umbral y luego se reduce de manera espontánea. Este hecho es similar a la desintegración de la función de onda producida por la observación, que provoca que un amplio abanico de posibilidades se reduzca finalmente a un solo valor puntual localizado. Según Penrose las reducciones objetivas (OR) son intrínsecas a la forma en que funciona la consciencia. 

A nivel micro, estas OR son realizadas por los microtúbulos, huecos, con estructura semejante a una paja, que hay dentro de cada célula. Antaño se creía que los microtúbulos eran citoesqueletos o andamiajes de la célula, luego se comprobó que manifiestan una inteligencia extraordinaria y gran capacidad de auto-organización. Componen el sistema circulatorio y nervioso de la célula, transportan materiales y organizan el movimiento y la forma de la célula. Interactúan con sus vecinos para procesar y comunicar la información y pueden organizar con estos un todo unificado y coherente.

Los microtúbulos de las neuronas también establecen y regulan las conexiones sinápticas y participan en las emisiones de los neurotransmisores. Están por doquier y parece que lo organizan casi todo. 

Los cambios estructurales, el procesamiento de información y la comunicación entre los microtúbulos de las neuronas del cerebro influyen directamente a un nivel superior en la creación de las redes o circuitos neuronales. 

Para algunos la consciencia crea la realidad. Pero ¿qué es la realidad? ¿Mis pensamientos, emociones o el medio que me rodea y que se percibe a través de los sentidos? 

Los textos sapienciales hindúes (antes que la física cuántica, antes que los filósofos griegos) enseñan que el mundo que percibimos es maya, o ilusión, y que por debajo del mundo material, hay algo más poderoso y fundamental, más real, aunque sea intangible. Esta realidad superior es más funda-mental que el universo material y tiene algo que ver con la consciencia. 

Eso es precisamente lo que la física cuántica está revelando. Sugiere que hay un reino enteramente no físico en el núcleo del mundo físico, llámese información, ondas de probabilidad o consciencia.

Desde el Instituto de las Ciencias Noéticas (IONS) la voz del Dr. Edgar Mitchell, astronauta de la NASA se escucha en su viaje de vuelta del espacio: “El universo es inteligente, avanza en una dirección y nosotros tenemos algo que ver con ello. El espíritu creador, el intento creativo que ha sido la historia de este planeta, procede de nuestro interior y está también ahí afuera; todo es lo mismo.

Lo fundamental es la consciencia misma y la materia/energía es producto de la consciencia…si cambiamos nuestra opinión sobre quiénes somos y conseguimos vernos como seres eternos y creadores que creamos experiencia física, unidos todos en ese nivel de existencia que llamamos consciencia, empezaremos a ver y a crear el mundo en que vivimos de una manera distinta”.

La pregunta queda sin respuesta, solo es capaz de asomarse entre las circunvoluciones del cerebro: ¿Sería posible que esta consciencia creará la enfermedad mental en una nivel inconsciente?

Enlace a la segunda parte.

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