MUNDIAL. – La esperanza de vida global de las mujeres en el mundo alcanzó los 75,3 años en 2016, mientras que para los hombres fue de 69,8 años, según un estudio publicado por la revista médica británica The Lancet.
El análisis anual elaborado por la red Global Burden Disease (GBD, sus siglas en inglés) confirmó que Japón tiene, con una media de 83,9 años para ambos sexos, la esperanza de vida más alta en el mundo. Por contra, en la República Centroafricana es la más baja de todo el planeta y cae a los 50,2 años, destacó el informe de la GBD sobre el estado de salud de la población mundial.
Durante el pasado año se registraron 128,8 millones de “nacimientos vivos” y 54,7 millones de muertos, lo que supone 11,9 millones de fallecimientos más que en 1970.
La tasa de mortalidad cayó en todos los grupos de edad, sobre todo en el de menores de cinco años, que registró algo menos de cinco millones fallecimientos en 2016, frente a los 16,4 millones de 1970.
Enfermedades
A medida que aumenta la esperanza de vida, también suben los años vividos con una o varias enfermedades, recordó el informe de la GBD, que ofrece cada año estimaciones globales y nacionales sobre más de 330 enfermedades, causas de defunción y lesiones en 195 países y territorios en todo el mundo.
En ese sentido, el número de años durante los que una persona convive con una enfermedad es mayor en los países con menores ingresos y menor en los más ricos.
Etiopía, la Islas Maldivas, Nepal, Níger, Portugal y Perú, entre otros, experimentaron durante 2016 un gran aumento de su esperanza de vida, “mucho más de lo esperado teniendo en cuenta el nivel de desarrollo” de esos países, precisó la GDB. “Estos países ejemplares podría ofrecer información sobre las políticas exitosas que les han ayudado a acelerar sus progresos en materia de salud”, agregó la nota.
A pesar de los avances logrados, advirtió, muchos países y comunidades se enfrentan a la amenaza de una “tríada de problemas”: la obesidad, los conflictos y la salud mental, en la que se incluyen los “trastornos provocados por el abuso de substancias”.
El tabaco, por ejemplo, fue el causante de más de 7,1 millones de muertes en 2016, mientras que una alimentación inadecuada -alta en sal y aceites de pescado, pero baja en granos integrales, fruta, frutos secos y semillas- fue la responsable del 18,8 % de todos los fallecimientos.
La mayoría de las muertes, el 72,3 % del total, las provocaron las “enfermedades no transmisibles”, al tiempo que la cardiopatía isquémica fue el principal causante de muertes prematuras en todas las regiones del mundo, excepto en los países de bajos ingresos, donde fue destronada por las infecciones respiratorias.
En todo el mundo, la cardiopatía isquémica se cobró 9,48 millones de vidas en 2016, un 19 % más desde 2006, mientras que la diabetes provocó 1,43 millones de muertes durante el pasado año, un 31,1 % más que hace una década.
En general, el número de fallecimientos por enfermedades infecciosas cayó en 2016, a excepción del dengue y la tuberculosis, cuyo índice mortalidad aumentó un 81,8 y un 67,6 % desde 2006, respectivamente.
Aunque se han efectuado “progresos significativos” durante los últimos diez años, algo más de un millón de personas murieron en 2016 por el VIH/sida, el 45,8 % menos que en 2006; 719.500 fallecieron por la malaria (un 25,9 % menos) y 1,21 millones lo hicieron por tuberculosis (un 20,9 % menos).
Fuente: EFE
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