La medicina y la inteligencia artificial son dos sectores que están condenados a entenderse. En España han empezado tímidamente a darse la mano pero en países como China o EEUU la relación va a pasos agigantados, y el Reino Unido no se queda detrás.
Basta decir que en este último país, y con ayuda de la inteligencia artificial, se han secuenciado más de 100.000 genomas.
En Estados Unidos se estima que el 95 por ciento de los centros asistenciales dispondrá de Inteligencia Artificial en 2020; y en China hay un robot, llamado Xiaoyi, que pasa consulta de Atención Primaria.
Parece ser que Xiaoyi desempeña funciones de apoyo a los profesionales sanitarios que allí trabajan, porque es capaz de revisar los historiales de los pacientes a una velocidad de vértigo.
Pero la medicina en España “tiene miedo a la inteligencia arificial”, según el jefe de la Unidad Multidisciplinar de Sepsis del Hospital Son Llàtzer de Palma de Mallorca, Marcio Borges.
Borges es impulsor de un proyecto de inteligencia artificial para la detección precoz de la septicemia en los hospitales con el fin de reducir la mortalidad por esta causa.
El proyecto, llamado BISEPRO, permite triplicar la detección precoz de los casos de esta infección del organismo que puede provocar la muerte si no se trata con rapidez.
Por cada hora de retraso en la correcta administración de antibióticos, la supervivencia disminuye un 7,6 por ciento.
Participante en el debate organizado en Madrid por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) sobre inteligencia artificial en el sector sanitario, Borges considera que el retraso en España se debe también a que cambiar el paradigma médico es muy complicado.
Algoritmos médicos
“Sacar al médico de su zona de confort es difícil”, cuando se da la paradoja de que el médico trabaja de una forma similar a la inteligencia artificial:
“En nuestras consultas hacemos algoritmos todo el tiempo. Funcionamos por ensayo y error. El algoritmo nos indica el diagnóstico y el tratamiento”.
Miedo al cambio
También el director general de la Fundación IDIS, el doctor Manuel Vilches, coincidió al señalar que los médicos tienen miedo al cambio.
Y tienen miedo porque lo que tienen entre sus manos no es nada simple, es siempre la vida y la salud de las personas.
Para Vilches, hay pocos sectores en los que se puede aprovechar tanto la Inteligencia Artificial como el sanitario, porque liberará a los clínicos de tareas repetitivas.
Eso sí, advirtió que los robots no pueden operar sin supervisión humana y no pueden responsabilizarse legalmente de su trabajo.
Inteligencia artificial y medicina
Como el proyecto europeo Harmony, liderado por hematólogos españoles y con el que se persigue dibujar el mapa europeo de este tipo de tumores para encontrar tratamientos más eficaces.
O el programa de Sanitas en Salud Mental, a través de un simulador que orienta y da respuestas a sus usuarios, como su estado de agitación personal o ansiedad, entre otros.
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