Por la doctora Raysa Portorreal,Especialista en Gerencia, Servicios para Adultos Mayores y Economía de Salud
Desde hace un tiempo estamos escuchando en los medios de comunicación, así como en los principales escenarios de interés académico y científico, el tema de la transición epidemiológica, pero la pregunta es: ¿qué es esto, a que nos referimos?
La transición epidemiológica es la manera de definir el cambio en el comportamiento de los patrones de las enfermedades, así como las causas de muerte que puede afectar a una determinada población. Lo que conlleva un escenario distinto en la realidad que conocemos debido a causas diversas, las cuales traen como resultado grandes cambios que deben ser implementados en las políticas públicas a nivel del sector salud.
¿Realmente a que se debe la transición epidemiológica?
Algunos autores mencionan factores relacionados con cambios en el comportamiento demográfico, además de los cambios observados en el estilo de vida de la población, esto sin mencionar el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles.
Los cambios demográficos, observados se relacionan con el aumento de la esperanza de vida en muchos países, además de la reducción de la mortalidad en los infantes, razón por la cual una gran parte de la población vive más tiempo y por consecuencia desarrolla más enfermedades propias de la adultez.
En el caso de los factores de riesgo, hoy en día lo que vemos en la República Dominicana, al igual que en otros países de la región, son los cambios en la distribución y virulencia de microorganismos patógenos, capaces de producir enfermedades, además de elementos de tipo social y recreativo, como los hábitos de la alimentación de la población.
A estos elementos, se agregan los avances evidenciados en la investigación médica, referentes al tema de las vacunas, cada día se cumple la meta de lograr el acceso a las vacunas en la mayor cantidad de la población.
Entonces, si analizáramos las evidencias podemos afirmar lo planteado por la OMS, donde observamos las principales causas de muerte a nivel mundial: cardiopatías isquémicas, referidas por patologías de base como la hipertensión arterial y la diabetes, al igual que los accidentes cerebrovasculares.
Lo cual, si analizáramos a profundidad estas informaciones nos daríamos cuenta de que debemos considerar en nuestro país, no solo los datos de la mortalidad, sino también los datos de los años de vida saludable, a los cuales tiene derecho la población en la República Dominicana. De esta manera, por primera vez, seremos capaces de valorar los años de vida ajustados por discapacidad (DALYs), los cuales suman el impacto de los años perdidos por muertes prematuras, además de los años perdidos a causa de una discapacidad.
Esto nos lleva a reflexionar el hecho de que realmente, en la República Dominicana, nuestra gente está viviendo más años cada día, pero con menor calidad de vida, lo que trae como resultado inmanejable es el “Doble Riesgo por la Doble Carga de Enfermedad” que deben asumir las aseguradoras de riesgos de salud, esto por el hecho de que tenemos una población que continúa enfermando y muriendo de enfermedades infectocontagiosas prevenibles, además de la gran carga por la mortalidad materna e infantil, añadiendo a este coctel el grupo poblacional de personas “envejecientes”, mayores de 65 años, los cuales sobrepasan el número del millón de habitantes, además de que se enferman de patologías crónicas de tipo osteodegenerativas, las cuales aumentan los costos no solo para los seguros de salud, sino también los costos incurridos en la propia familia.
Pensemos en nuestra realidad y comencemos a tomar medidas desde todos los ángulos de nuestro escenario, vinculemos lo público con lo privado para garantizar un envejecimiento con calidad de vida y adecuada condición de salud para todos.
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