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La ventilación mecánica está relacionada con un peor pronóstico del cáncer de pulmón

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La ventilación mecánica favorece la oxigenación e influye en la mecánica pulmonar de la respiración. De hecho, la ventilación mecánica facilita la función respiratoria de una persona que no puede respirar por sí misma, y se utiliza de modo habitual en las cirugías clínicas que necesitan de anestesia general. Los equipos de ventilación fuerzan la entrada de aire en la vía central y en los alvéolos del paciente y de esta manera puede respirar durante el tiempo de la operación o durante la permanencia en unidades de cuidados intensivos en las que se necesita respiración asistida.

En definitiva, el uso de ventilación mecánica permite mantener un intercambio gaseoso eficiente. Sin embargo, un estudio de colaboración de investigadores del laboratorio de Bioinformática del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMMC) de Salamanca con investigadores de la Universidad de Oviedo y del equipo de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Oviedo ha encontrado que cuando un paciente tiene cáncer pulmonar, el aumento del estrés mecánico que implica la ventilación mecánica está relacionado con un peor pronóstico de la enfermedad de dichos pacientes.

Esto se debe a que las alteraciones en la homeostasis de fuerzas del tejido tumoral de pulmón, pueden favorecer la diseminación sistémica de las células neoplásicas y la aparición de metástasis.

Los detalles moleculares del efecto del estrés mecánico sobre las células tumorales se han obtenido por un lado en un modelo animal en una línea de melanoma murino B16F10, que ha sido analizada a nivel transcripcional con datos de ultra-secuenciación (RNA-seq). Además, se han comparado los resultados con otros datos de expresión de dos líneas celulares humanas, sometidas al mismo tipo de estímulo.

En la respuesta transcripcional al estrés mecánico, se ha encontrado una firma de 162 genes cuya expresión está alterada en al menos dos de las tres líneas. Entre las rutas y funciones biológicas más alteradas han encontrado genes de hipoxia, de respuesta inflamatoria y también genes relacionados con el daño en el ADN.

Todo este trabajo ha sido realizado por la joven investigadora asturiana Cecilia López Martínez en el grupo de Bioinformática del Centro de Investigación del Cáncer este pasado verano. Fruto de este trabajo, la investigadora ha sido galardonada recientemente con el premio a la mejor memoria científica realizada en el CSIC en el XVII Certamen Arquímedes, otorgado por el CSIC y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y dotado con 3.000 euros.

Fuente: DICYT

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