Por: Dr. Freddy Loinaz
Cardiólogo Intervencionista
Desde hace décadas se conocen las bondades del ejercicio como actividad capaz de generar bienestar físico y psicológico en nuestra población. Las ventajas de practicar algún tipo de actividad física son abundantes y cada vez se tiene más evidencia científica al respecto.
Desde el año 2005 el capítulo de medicina deportiva, de la Sociedad Europea De Cardiología (SEC), ha generado varios consensos de cómo practicar la actividad deportiva de manera segura, sobretodo en pacientes con enfermedad cardiovascular (ECV). Estos lineamientos fueron aumentando sus recomendaciones gracias a varias actualizaciones 2018 y 2019, incluyéndose en estas últimas veces a los pacientes con cardiopatías estructurales dentro de sus recomendaciones.
Estas recomendaciones aunque importantes y reconocidas por la organización mundial de la salud (OMS) se recomendaban con carácter pasivo y no eran específicas ante los múltiples escenarios que pueden suscitarse en esta materia. Basados en este último punto y ante toda la evidencia actualmente existente la SEC justo al comienzo del mes de septiembre, durante su congreso 2020, ha publicado las primeras guías de práctica clínica para la prescripción del ejercicio y deporte en pacientes con ECV.
La reciente guía hace una recomendación enérgica a que todo el mundo debe practicar algún tipo de actividad física o deporte. Por primera vez se elimina la duda de si debemos practicar ejercicios y se realiza una afirmación rotunda en que la pregunta no es si debemos realizar ejercicios, la pregunta es: ¿Qué tanto y de qué tipo? Esta guía plantea el ejercicio físico en toda la población general y hace recomendaciones precisas en cada tipo de escenarios, convirtiendo al médico cardiólogo en un abanderado y prescriptor del deporte.
De manera muy explícita brinda las herramientas necesarias para saber cómo y a cuánta intensidad recomendar la actividad física. La recomendación de ejercicios empieza en la población general aparentemente saludable y sin evidencia de ECV, clase de recomendación I nivel A, debe realizarse el ejercicio con la finalidad de mantener una mejor y más larga vida.
La recomendación para la población en general es de unos 150 min a la semana de actividad física aeróbica moderada a intensa o unos 75 min a la semana de actividad física vigorosa, incentivándose el incremento del ejercicio hasta unos 300 min a la semana de actividad física aeróbica en intensidad moderada a intensa o 150 min a la semana de actividad vigorosa, entiéndase que mientras más es mejor, claro con sus claras excepciones. Se plantea la posibilidad de dividir este tiempo de entrenamiento en 5 días a la semana pero se hace estricta mención que lo ideal sería hacer ejercicios todos los días de la semana.
Esta nueva guía hace recomendaciones directas a los pacientes que padecen de hipertensión arterial, dislipemia y diabetes mellitus resaltando que se puede obtener mejor estabilidad de los niveles tensionales, con una reducción de hasta 7 mmHg de la presión arterial sistólica, mejoría en el impacto del tratamiento para los pacientes metabólicos observándose reducción de los niveles de colesterol total, triglicéridos y aumento del colesterol HDL.
También el ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina sobre todo si se incentiva el entrenamiento de fuerza, para mayor desarrollo de la masa muscular. La guía hace hincapié en la actividad física como pilar del tratamiento de la ECV reduciendo la morbilidad y mortalidad de estos pacientes en 35 a 40%. Al deporte se le atribuye disminuir la mayoría de causas de muerte incluyendo cáncer y accidentes cerebrovasculares.
La nueva guía es una herramienta que abarca todos los posibles escenarios de la ECV, que van desde el paciente sano hasta el paciente con insuficiencia cardíaca o el paciente con cardiopatía congénita, brindado herramientas de evaluación para cada caso en particular.
La prevención de la Muerte Súbita (MS) es uno de los grandes desafíos del clínico y este riesgo aumenta en proporción a una mayor tendencia de la población general a la realización del ejercicio sin una supervisión adecuada. Las causas de MS se van a relacionar con la presencia de cardiopatía estructurales y origen anómalos coronarios en paciente menores de 35 años, y en los paciente mayores de 35 años habrá una mayor tasa de MS asociada a ECV pre existente, muchas veces convirtiendo la actividad física en un estímulo desencadenante para su descompensación.
Por esta última razón en una época donde la tendencia en masa es a la mayor realización del ejercicio es necesario que los médicos en general, especialmente el cardiólogo, nos empoderemos del rol de concientización para la prevención de eventos adversos prevenibles durante la realización de actividad física. Una nueva era ha comenzado en la cual nuestros recetarios serán llenados con prescripciones de tipos de ejercicios, su intensidad y su frecuencia.
El ejercicio es la herramienta más costo efectiva que tenemos a nuestro alcance para regular todos los trastornos relacionados a los desequilibrios ocasionados por la vida moderna, el ejercicio es la clave para una mejor y más larga vida.
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