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Trastorno del Sueño (2da. parte)

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En conmemoración del Día Mundial del Sueño, que se celebró el pasado viernes 15, el doctor David Mejía, neumólogo-internista y especialista en trastornos respiratorios del sueño, ha colaborado con un artículo donde nos explica los tipos de trastorno del sueño, aquí les presentamos la segunda parte.

La apnea del sueño o síndrome de apneas hipopneas obstructivas del sueño, se produce por un colapso parcial o total de la via aérea superior durante el sueño; al caer en sueño profundo, los músculos de la garganta se relajan y colapsa esa parte de la vía aérea, que no tiene sostén de huesos ni cartílagos y que se mantiene abierta por el tono muscular.

Hay factores que se modifican y otros que no, a menos que se intervenga. El fumar, el alcohol, el sobrepeso, son factores que podemos modificar. Sin embargo otros como la edad, son invariables; la anatomía: tamaño de la lengua, apertura de la garganta, tamaño de la mandíbula, obstrucción nasal, hipertrofia de amígdalas, son factores que no se modifican, salvo una intervención quirúrgica o tratamiento.

El colapso de la vía aérea repetidas veces durante la noche, provoca que los niveles de oxígeno de la sangre caigan, se eleve el CO2 y se provoque un estado de acidosis que provoca un estado inflamatorio, todo lo contrario al descanso. El cerebro al estar bajo estrés oxidativo, se defiende y produce microdespertares que dan al traste con la calidad del sueño y producen somnolencia diuna. Sin embargo, este cuadro clásico, puede variar a un despertar sostenido, traducido a insomnio, que se da en un menor grupo de pacientes. Este estado inflamatorio produce una serie de cambios en el organismos que afectan diferentes sistemas. Produce falta de concentración y falla de la memoria, disminución de la líbido, nicturia (ir al baño frecuente a orinar durante la noche), pero lo mas peligroso son el riesgo cardiovascular tanto a corto y largo plazo. A corto plazo puede producir taquicardia, aumento de la presión arterial, pero a largo plazo puede producir trastornos del ritmo cardíaco que pueden llevar a la producción de trombos que afecten al cerebro o produzcan un síndrome coronario; todo esto con secuelas que pueden ser fatales.

Entonces, cómo nos alertamos de que algo anda mal con nuestro sueño? El ronquido es una alarma, no es una condena a la apnea, pero es la señal de que algo anda mal. Hagamos este ejercicio. Si roncas fuerte, te sientes cansado en el dia; si tu pareja o alguien te ha observado que parar de respirar durante la noche, si tienes problemas con la presión arterial alta o ésta no se controla, si tienes un peso mayor a los 35 kilogramos por metro cuadrado, si tu cuello es 16 pulgadas en hombre o 14 en la mujer, si eres hombre (la mujer no está excluida, pero tiene menos riesgo). Si tienes dos de estos tienes riesgo bajo de apnea, si tienes más de tres, el riesgo es moderado, si tienes más de 5 el riesgo es alto.

Qué hacer? Hay que realizarse un estudio del sueño. Para los trastornos en sentido general, existe una prueba que es el estándar de oro para el diagnóstico y se llama polisomnografía. Es una prueba donde se pone el paciente a dormir en una habitación equipada con sensores que se adhieren al cuerpo para grabar diferentes variables vitales como las ondas cerebrales de electroencefalograma, actividad cardíaca, flujos y esfuerzo respiratorios, movimientos, posición. Otra prueba es la poligrafía, que sirve de manera exclusiva para descartar o valorar la apnea del sueño. La ventaja de la primera es que podemos tener una gama más amplia de diagnósticos y se puede aplicar la terapia en la misma noche.

Durante el estudio, se cuentan los eventos respiratorios y se calculan por hora, grabando así la apnea en leve, más de cinco eventos; moderada, más de quince y severa, más de treinta eventos. Hay pacientes que pueden tener hasta cien eventos o más, imagine cuánto sufre su corazón o el cerebro con un sueño tan fatal.

El tratamiento depende del grado. Si es leve, puede utilizar un dispositivo de avance mandibular o bien puede realizarse una cirugía que amplía la via aérea. Si el trastorno es moderado o severo, la terapia indicada mas usada y exitosa es el CPAP, que se traduce como presión positiva contínua. Se trata de un aparato que a través de una máscara produce un flujo de aire que genera una presión que mantiene abierta la vía aérea, evitando el colapso de la misma y manteniendo la respiración.

Es importante hacer el diagnóstico apropiado para elegir la terapia adecuada, pues tiene diferentes modalidades. Al utilizar esta terapia de presión positiva, se reducen los riesgos cardio-cerebro-vasculares evitando o minimizando los eventos de infarto, accidente vascular cerebral, se mejora el descanso, se mejora el rendimiento cognitivo y no menos importante, mejora el rendimiento sexual.

Si en algún momento de ésta lectura usted se sintió reflejado, no pierda tiempo, hágase evaluar por un profesional calificado y préstele atención. La salud no es un juego, su vida depende de ello y no hay nadie más importante que usted.

Para más información sobre este tema pueden contactar al doctor David Mejía, en el número 809-714-7630 en instagram como @davimen y en twitter y linkedin como @davime.

Para ver la primera parte de este articulo ir AQUI

 

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