Un mecanismo inmunológico implicado en el COVID-19 abre el camino hacia un nuevo tratamiento

Los pacientes acometidos por la forma grave de COVID-19 desarrollan una respuesta inflamatoria descontrolada y perjudicial para el organismo muy similar a la que se observa en casos de sepsis. Experimentos realizados en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, a cargo de investigadores vinculados al Centro de Investigaciones en Enfermedades Inflamatorias (CRID), comprueban que en esas dos afecciones está implicado el mismo mecanismo inmunológico.

Este descubrimiento, detallado en un artículo dado a conocer en la plataforma medRxiv, aún sin revisión por pares, abre el camino hacia la formulación de nuevos abordajes terapéuticos, entre ellos el reposicionamiento de un fármaco que actualmente se aplica contra la fibrosis quística –cuyo principio activo es una enzima llamada DNasa– en el tratamiento de la infección provocada por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2).

“En las pruebas in vitro, realizadas con el plasma sanguíneo de pacientes internados con COVID-19 grave, la DNasa mostró capacidad para desactivar ese mecanismo inmunológico que puede provocar lesiones en órganos vitales. Ahora estamos evaluando con el laboratorio farmacéutico que produce el medicamento la factibilidad de iniciar un ensayo clínico”, comenta Fernando de Queiroz Cunha, coordinador del CRID, un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) financiado por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo (FAPESP) - FAPESP con sede en la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP-USP).

Aunque se la conoce como una infección generalizada, la sepsis es a decir verdad una inflamación sistémica generalmente desencadenada por una infección bacteriana localizada que se ha salido de control. En un intento por combatir a los patógenos, el sistema inmunológico termina perjudicando al propio organismo. En sus formas más graves, los pacientes desarrollan lesiones que comprometen el funcionamiento de órganos vitales.

“Por ser una infección viral, el proceso inicial del COVID-19 es distinto. Pero a partir de un determinado momento, el cuadro se vuelve muy similar al de la sepsis. Los mediadores inflamatorios son los mismos y observamos que, en ambos casos, existe una participación de las NETs [trampas extracelulares de neutrófilos, por sus siglas en inglés]”, dice De Queiroz Cunha.

Tal como el propio nombre lo sugiere, las NETs constituyen una estrategia de defensa que utilizan fundamentalmente los neutrófilos, leucocitos capaces de fagocitar bacterias, hongos y virus y que componen la línea de frente del sistema inmunológico. En algunas situaciones, por motivos que aún no han sido comprendidos, se produce una activación de una enzima conocida como PAD-4, que migra hacia el núcleo de los neutrófilos e induce un aumento de la permeabilidad de la membrana nuclear. Esta enzima es fundamental para que el material genético existente en el núcleo se descomprima y forme redes que las células arrojan al medio extracelular con el objetivo de atrapar y matar a los potenciales invasores.

Este mecanismo inmunológico ya se había observado en pacientes con enfermedades autoinmunes y en infectados con el virus de la fiebre del chikunguña, una arbovirosis que también produce lesiones en tejidos. “El gran problema es que las NETs son tóxicas para los patógenos y también para las células humanas. La buena noticia indica que nuestros estudios muestran que la enzima DNasa es capaz de picotear esa red arrojada por los neutrófilos y evitar daños en los tejidos”, afirma De Queiroz Cunha.

Fuente: DICYT

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