Foto: Steelcase health
SANTO DOMINGO.- Hoy presentamos un interesante artículo de nuestra colaboradora la arquitecta Kathylka González de Urtecho, quien pertenece a la AIA Int. Assoc., Architecture Academy for Health y el International Academy for Design and Health.
Todos hemos experimentado alguna vez tener que ir a un consultorio médico sea como paciente o como acompañante. Muchas de estas visitas son de rutina, otras con el terrible temor de confirmar un diagnóstico. Vienes de la calle cargado por el tránsito de nuestra ciudad, no encontraste parqueo y después de dar muchas vueltas debes estacionarte en la calle y pagarle 50.00 pesos y cuidado sino 100.00 al dueño de la cuadra “que pertenece a la ciudad” pero es quien te encuentra un lugar para estacionar y se está ganando la vida.
Llegas a una sala de espera llena de gente y lo primero que vez son muchos escritorios todos diferentes con secretarias vestidas según sus gustos y personalidades alienadas todas frente a las puertas de cada doctor y todo el mundo sentado en bancadas alineadas como si estuvieran en la estación de guaguas. Es así como comienza tu visita al doctor.
Ahora a esperar tu turno en medio de un murmullo y una mezcla muy particular de niños, embarazadas, facturados, operados, etc. Te toca tu turno y cuando entras encuentras a tu doctor detrás de un escritorio cual ejecutivo de cuentas de un banco que te hace preguntas y te invita a pasar al cuarto de examen o a la camilla para empezar a hacer su escrutinio.
Si a estas escenas les eliminamos los teléfonos inteligentes y las computadoras nos transportamos al 1950. ¡Oh! Aquí hay algo mal.
Hace 70 años las necesidades eran distintas, los modelos de atención diferentes hasta la forma de interactuar entre médico y paciente era diferente. Como podemos entender que hoy todavía muchos espacios de consulta reflejen este modelo obsoleto.
Hoy tenemos que reconcebir las áreas de consultorios, cuartos de examen dentro del contexto de la relación doctor-paciente y los nuevos modelos de atención. El modelo de atención tradicional es médico céntrico pero ya este modelo no funciona, se debe migrar a los modelos basados en atención al paciente, atención a la familia, etc.
Cada modelo de atención está estructurado con valores que lo sustentan y le dan forma. El diseño no está ajeno a esto pues debemos transformar los espacios para poder ejecutar ese modelo de atención.
El diseño basado en evidencias ha cambiado la forma de diseñar. Realizando estudios de investigación serios, bien estructurados y con una métrica clara que nos lleva a reformular todo lo que hasta ahora se pensaba era la forma correcta de diseñar, quedando expuestas las deficiencias de los espacios, comprometiéndonos a cambiarlas y contribuir a entregar un mejor servicio.
El modelo médico céntrico no promueve el contacto ojo a ojo, cara a cara entre paciente y doctor haciendo la relación paciente-doctor distante, aislada. El doctor es el que cura, indica y el paciente hace lo que dice el doctor. También el doctor en el mismo espacio quiere dar mejor y más eficiente servicio a sus pacientes. Este modelo en casos de una consulta primaria sin ningún tipo de enfermedad crónica es posible que no se note tanto vs el caso de pacientes con una enfermedad crónica o catastrófica en donde esa distancia no promueve la asociación paciente doctor.
Los modelos actuales están basados en la colaboración doctor-paciente-familia, convirtiendo al doctor en un miembro más del equipo para sanar, en donde el doctor ayuda a los pacientes a ayudarse. Se da una participación mutua.
Acontinuación las diferentes opciones de distribución de un consultorio donde aparecen las zonas funcionales bien definidas: Zona verde – Personal médico. Zona Azul – Paciente. Zona Crema – Familiar o Acompañante.
¿Qué elementos debe tener un consultorio para logar la participación mutua?
1.- Sustentar contacto ojo a ojo.
2.- Visuales ininterrumpidas.
3.- Ayudar al doctor a moverse sin obstáculos entre la mesa de examen y la consulta, hacer procedimientos y expresar empatía.
4.- Cada consultorio debe expresar quien es el doctor más allá de la bata blanca, así se convierte en cercano, en un ser humano normal que tiene hobbies, familia, aficiones, etc. ante los ojos de sus pacientes.
5.- Espacio para la familia, donde pueda escuchar, ver, entender ser incluido en el proceso y tratamiento de su ser querido.
6.- Inclusión de la tecnología. Una tv o monitor donde poder ver imágenes, videos, información de apoyo al tratamiento, donde pueda hacer telemedicina, consulta a distancia y uso de dispositivos necesarios para empoderar, educar al paciente y su familiar en su proceso de sanación.
7.- Flexibilidad que el doctor pueda migrar a trabajar en privado.
8.- Que el espacio permita al paciente la confianza de poder hacer preguntas, sentirse escuchado, ser partícipe de las decisiones en su tratamiento.
9.- Entender los próximos pasos.
Los consultorios y los cuartos de examen hay que rediseñarlos para ser espacios de trabajo multifuncionales, con alta tecnología que permitan la colaboración entre el doctor, la familia y el paciente. Creando un espacio que permita la conexión, que brinde una experiencia positiva, para la eficiencia clínica y la empatía.
fecha: