Es muy probable que el circuito cerebral de las personas, así como el de otros seres vivos, está diseñado para potenciar la búsqueda del valor; dichos hallazgos podrían guiar los estudios de teoría económica .
Según investigadores de Johns Hopkins Medicine resultados de un estudio en humanos publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, confirma la teoría del forrajeo óptimo, la cual señala que los seres vivos están predeterminados biológicamente a potenciar las recompensas que obtienen con base en factores como el valor que en sí tiene el objeto deseado y el tiempo y esfuerzo dedicados a obtener dicho objeto. Asimismo, ratifican lo que ya se sabía de que cuanto más valor se le da a algo, más rápido nos ponemos en marcha para conseguirlo.
“Ya que los seres vivos que dan prioridad al forrajeo óptimo viven por lo general más tiempo y están en mejor forma, los caracteres que sustentan tal comportamiento se preservan en el proceso evolutivo y, por consiguiente, definen el comportamiento tanto de los humanos como de algunos animales”, explica el doctor Reza Shadmehr, catedrático de ingeniería biomédica en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
“Creemos que la velocidad con la que un animal se mueve para conseguir su siguiente recompensa, lo que aquí denominamos ‘vigor’, se relaciona con este mismo principio en los humanos.”
A fin de estudiar el ‘vigor’ en las personas, Shadmehr y sus colegas registraron la velocidad y la dirección de los movimientos oculares de 92 personas mientras observaban imágenes en una pantalla. Los científicos mostraron imágenes de personas y de objetos inanimados en varios lugares de la pantalla, siendo los rostros de personas la imagen de mayor “valor” (ya que la mayoría de las personas prefiere mirarlas), y la imagen de las puertas, la de menor valor. Registraron cuán rápido los participantes cambiaban el punto de fijación de un objeto a otro y cuánto tiempo demoraban mirando el objeto inanimado o el rostro.
De entre los 92 participantes, los investigadores cronometraron el tiempo que 16 de ellos dedicaban a mirar el rostro de una persona. Conforme los científicos reducían el tiempo para mirar, los participantes movían los ojos más rápidamente entre las imágenes faciales. “Para nosotros, el experimento confirma que las personas exhiben el mismo forrajeo óptimo que nuestros animales de laboratorio, el cual da cuenta de que los animales suelen moverse más rápido entre cada recompensa cuando el entorno ofrece muchas de ellas”, afirma el doctor Shadmehr.
En otro experimento, los científicos mostraron dos imágenes en la pantalla; algunas veces un rostro humano y otras veces un objeto inanimado. Cuando los investigadores mostraron más rostros, los participantes pasaron menos tiempo observando un rostro en concreto y más tiempo alternando la mirada entre los rostros.
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