Día tras día vemos como las ciencias están siendo desarrolladas por las tecnologías emergentes, siendo la medicina una de las que no se ha quedado al margen. Entre estas, se encuentran la robótica y la ingeniería biomédica, las cuales están revolucionando distintas áreas de la salud como son la cirugía, impulsando la realización de técnicas mínimamente invasivas y procedimientos a distancia, así como también el cuidado integral del paciente, al realizar tareas asistenciales como el almacenamiento y distribución de medicamentos, asistencia continua a discapacitados sirviendo como exosqueleto o prótesis mecánica y en cuanto a la enseñanza médica, al servir como simuladores de realidad virtual.
Así como la revolución industrial en el siglo XIX trajo consigo la creación de instrumentos y herramientas de acero que permitieron la realización y el perfeccionamiento de procedimientos y técnicas concomitantemente con el desarrollo de la anestesia, asepsia y antisepsia, la inclusión de los avances tecnológicos en medicina, especialmente del área de robótica, constituyen la base de la salud de más que el futuro, el presente.
Aparte de los robots comerciales que actualmente suponen una gran inversión y han tenido un gran apogeo en la comunidad médica como son el Da Vinci, siendo usado en más del 80% de las prostatectomías radicales para el 2008 en Estados Unidos, o el RoboDoc y el Orthodoc usado en el área de ortopedia desde el año 1992 para el reemplazo total de cadera y reemplazo de rodilla así como también el brazo robótico RIO usado para el implante de componentes unicondilares de rodilla y para artroplastia patelofemoral o el sistema Zeus, que más que un robot, consiste en un telemanipulador remoto asistido por computadoras con brazos robóticos interactivos comúnmente usado en colecistectomías, existen otros proyectos que sin duda nos darán mucho de qué hablar en los próximos años.
Entre los avances más sorprendentes logrados en esta área se encuentra el proyecto HeartLander originario del departamento de Medicina Robótica de la Universidad de Carnegie Mellon de Pittsburg, Estados Unidos, el cual consiste en un pequeño robot de apenas 5 mm de alto, 8 mm de ancho y 10 mm de largo diseñado para realizar procedimientos como son la ablación para tratar casos de fibrilación atrial, la colocación de derivaciones para la estimulación cardíaca con marcapasos biventricular e inyectar agentes anti remodelamiento cardíaco en áreas difícilmente accesibles. Entre las características que hacen este aparato único, es que puede actuar in vivo en un corazón latiendo sin producir ningún daño hemodinámico ni electrofisiológico, viaja a una velocidad de 18 cm por minuto, se manipula con una interface de palanca de mando “joystick” mientras se observa una representación gráfica, aunque también tiene navegación autónoma y es insertado por medio de una incisión percutánea subxifoidea de 25 mm y pericárdica de 10 mm. El Heartlander ha demostrado la capacidad de viajar libremente a cualquier parte del corazón, sin embargo, hasta el momento solo se ha empleado en corazones porcinos.
También cabe destacar, que la nanotecnología está dando un paso importante con proyectos como los PillCam Colon, diseñado por una empresa israelí y aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) en 2006 que consiste en una píldora indigestible que permite observar todo el tracto gastrointestinal y diagnosticar pólipos, úlceras entre otras patologías. Recientemente en noviembre del 2017, la FDA aprobó otra píldora inteligente llamada Abilify MyCite la cual consiste en el fármaco aripiprazole junto con un sensor que monitorea digitalmente si el paciente ha ingerido el medicamento y manda la información a un parche el cual la provee al usuario vía una aplicación de smartphone y a su médico vía un portal web. Esta tecnología también está prevista ser aplicada adjunta a fármacos antipsicóticos, moduladores del estado de ánimo y antidepresivos con el objetivo de monitorear la adherencia de estos pacientes a sus respectivos tratamientos.
Entiendo que, con avances como estos, la medicina en países como los nuestros muestra un futuro promisorio principalmente por ser menos costosos y por tanto asequibles a nuestras economías, asegurando así el desarrollo del sector salud y capital humano al economizar y eficientizar los recursos suministrados.
Artículo por Zoilo Karim Suárez Yeb.
Estudiante de Medicina del décimo tercer cuatrimestre UNIBE.
Presidente Fundador del Grupo de Interés en Medicina Robótica UNIBE (GIMR)
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