La obesidad es definida como la acumulación excesiva de grasa corporal. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud más de 1900 millones de personas mayores de 18 años padecen de sobrepeso y obesidad en el mundo, mientras que la República Dominicana se encuentra dentro de los países de Latinoamérica con más población afectada, alcanzando cifras en conjunto superiores al 60 por ciento.
La doctora Ana Carolina Báez Abbott, presidente de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo explica que la alta prevalencia de obesidad, la ha constituido como un serio problema de salud pública a nivel mundial, generando gran preocupación por sus implicaciones en el aumento de comorbilidades, tales como diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer, enfermedad renal, pulmonar, osteo-articular, entre otros; incrementando los gastos en salud y mermando la calidad de vida de los afectados.
Explica que el tejido adiposo se reconoce como un tejido metabólicamente activo, que confiere al paciente un estado de inflamación crónica de bajo grado, evidenciado por niveles elevados de citocinas proinflamatorias, como interleucina 6, Proteína C Reactiva, Factor de Necrosis Tumoral y las adipocinas. Esta inflamación permanente conlleva a su vez a disfunción en la respuesta inmunológica del individuo, haciéndolo más propenso a peores pronósticos en caso de enfermedad, sobretodo desde el punto de vista pulmonar, que de por sí, ya suele estar afectado por una menor complianza pulmonar y patrones ventilatorios más restrictivos.
La especialista de la Nutrición explica que, según las experiencias previas con H1N1, es conocido que el paciente obeso cursa con riesgo de tener una mayor severidad y duración de la enfermedad y las publicaciones de experiencias recientes aparentemente indican que sería similar en el caso del nuevo SARS-CoV-2 o COVID-19.
El reporte realizado por el grupo Giviti en la región de la Lombardía en Italia, indica que de los pacientes ingresados a la UCI por COVID - 19, más del 60% padecían de sobrepeso y obesidad. Asimismo, reportes de Nueva York señalan a la obesidad como el segundo factor de riesgo más frecuente en los pacientes ingresados y una probabilidad de 3.6 veces mayor de necesidad de cuidados intensivos en pacientes con Obesidad II (IMC >35 kg/m2) y menores de 60 años. De igual forma el grupo de Lille, Francia recientemente ha publicado que los pacientes obesos con neumonía por coronavirus tuvieron mayor necesidad de ventilación invasiva y severidad comparado con grupos afectados por neumonía de otras causas. Por lo que definitivamente lo que hasta ahora se va conociendo del COVID - 19 indica a la obesidad como un importante factor de riesgo de severidad, sumándose a las demás enfermedades crónicas no transmisibles y conociendo que frecuentemente son condiciones coexistentes en el paciente obeso, empeorando su pronóstico.
“Hasta el momento tenemos evidencia robusta acerca de los beneficios de la pérdida de peso y la adquisición de patrones dietéticos saludables en el control de los perfiles metabólicos, en la reducción de riesgo de enfermedad cardiovascular, así como en la reducción de marcadores inflamatorios”explica la nutrióloga clínica.
Indica que es de vital importancia que dentro de las políticas públicas y medios masivos de promoción de salud se incluyan programas y medidas que incentiven una alimentación más saludable, la realización de actividad física y la pérdida de peso de forma segura, de la mano de un especialista en nutrición calificado. De esta forma podemos contribuir a la reducción de riesgos de pandemias antiguas, como lo son las Enfermedades Crónicas No Transmisibles y de casos severos por el nuevo Coronavirus.
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