Autora: Eliana Sánchez Pérez, estudiante de 4to año de medicina del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC).
Más de 128 estadounidenses mueren cada día por sobredosis de opioides según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos (NIDA) (1).
Los opioides, fármacos de utilidad variable por poseer propiedades analgésicas, sedantes y ansiolíticas, son prescritos para el abordaje terapéutico de condiciones tan genéricas como el dolor intenso agudo o crónico, hasta el alivio concentrado de la disnea del edema pulmonar asociado a insuficiencia cardíaca ventricular izquierda. Las distintas presentaciones disponibles en el mercado cumplen con funciones particulares y especificaciones que facilitan y promueven su uso.
El consumo excesivo representa un factor potencial de riesgo que atenta contra la salud física y mental del consumidor, ahí reside la importancia de manejar las estadísticas e implicaciones que suponen el descontrol en su prescripción, uso y venta. Acontecimiento actualmente circunscrito que obliga a asumir los eventos como parámetro por profesionales de la salud y sanitarios en formación de todo el mundo en vías a dirigir su atención a la promoción e implementación de alternativas terapéuticas distintas para el control del dolor y demás condiciones que ameritan su uso, insta a indagar al respecto de lo que representa el uso descontrolado de este grupo de fármacos, fortalecer el seguimiento, evaluación, análisis crítico de la situación, control de daños y riesgos, lograr su reducción y manejar los protocolos dispuestos a contrarrestar complicaciones producto del consumo excesivo, adicción o sobredosis.
Los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) revelaron que los costos del cuidado hospitalario, ausentismo laboral, manejo de la adicción y las mediaciones penales suponen 78,500 millones de dólares cada año para el estado (1).
El 80% de los adictos a heroína usaron en primera instancia opioides bajo prescripción médica; más de 47,000 de estadounidenses murieron en el 2017 a consecuencia de una sobredosis por opioides; se registraron aproximadamente 1.7 millones de casos implicados en alguna complicación relacionada con el uso de opioides (1).
Los opioides como la oxicodona, hidrocodona, fentanilo, codeína, morfina, entre otros, potencian la liberación de endorfinas, neurotransmisores que traduce a un estado de bienestar, placer, euforia, razón por la cual generan motivación compulsiva a esa búsqueda constante de bienestar que degenera en adicción y dependencia.
La problemática surge a raíz de un incremento en la prescripción médica producto de propagandas farmacéuticas fraudulentas en la pasada década que incentivaron su uso en adición a un consumo inadecuado que degeneró en un aumento controversial de casos vinculados con el uso incorrecto de estos fármacos.
En abril del 2018 salió a la luz pública la iniciativa “Ayudando a terminar la adicción a largo plazo” (HEAL, por sus siglas en inglés). El comunicado fue emitido por el Director de Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), Francis S. Collins, quien enunció: “En vista de la crisis nacional que enfrentamos con los opiáceos, podemos mejorar nuestra colaboración con la FDA y otras agencias de investigación”en un contexto que sugiere la colaboración de distintas organizaciones reguladoras con la finalidad de reducir el uso de opioides basado en los avances alcanzados al respecto de la neurociencia del dolor que favorece la consideración de otras alternativas. (2)
Ajustado al mismo plan de acción, La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) arrojó en abril del 2019 la campaña “Elimine el Riesgo” destinada a promover el desecho de los fármacos prescritos una vez haya finalizado el tratamiento de forma tal en que disminuya el acceso a ellos, el riesgo a exposición al consumo sin vigilancia médica y desarrollo ulterior de adicciones (3).
Definitivamente, la crisis de opioides en los Estados Unidos suscita la difusión de la problemática, plan de contingencia y medidas definitorias destinadas a redirigir tendencias frente al abordaje de distintas entidades clínicas y crear un retroceso de alto impacto e inmediato en las alarmantes cifras tras la crisis de opioides.
Es de vital importancia que la comunidad médica en formación, en todos sus niveles, maneje esta información de forma tal en que se logre una reforma progresiva del conjunto de alternativas empleadas para el manejo del dolor, se influya en el control de riesgos, se contribuya en la disminución subsiguiente de la tasa de mortalidad por sobredosis derivada del uso de opioides y se llegue a concientizar a los pacientes que inevitablemente requieren del consumo de este grupo de fármacos en vías a garantizar que se adhieran al plan terapéutico regulado y seguro.
Referencias bibliográficas:
1. Opioid Overdose Crisis | National Institute on Drug Abuse [Internet]. National Institute on Drug Abuse. 2020 [cited 21 June 2020]. Available from: https://www.drugabuse.gov/drug-topics/opioids/opioid-overdose-crisis
2.La lucha por la epidemia de opiáceos: La iniciativa HEAL de los NIH responde a las adicciones y el manejo del dolor | NIH MedlinePlus Magazine [Internet]. NIH MedlinePlus Magazine. 2020 [cited 22 June 2020]. Available from: https://magazine.medlineplus.gov/es/art%C3%ADculo/la-lucha-por-la-epidemia-de-opiáceos-la-iniciativa-heal-de-los-nih-responde-a-las-adicciones-y-el-manejo-del-dolor
3. La FDA emprende una campaña de educación ciudadana para instar a la eliminación segura de los analgésicos opiáceos sin usar del hogar [Internet]. U.S. Food and Drug Administration. 2020 [cited 19 June 2020]. Available from: https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/la-fda-emprende-una-campana-de-educacion-ciudadana-para-instar-la-eliminacion-segura-de-los
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