Autor: Jean Paul Sánchez De León. Estudiante de Medicina de Séptimo Año de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
La palabra ¨espirulina¨ evoca inmediatamente una sensación de reconocimiento en muchas personas que la han visto por ahí de distintas formas: pastillas, mascarillas, suplementos nutricionales, elementos para mejorar la defensa contra enfermedades; y un diverso número de supuestas funciones positivas que se le han asignado. Pero, ¿será verdad que la espirulina es la panacea que alegan elementos publicitarios, vendedores y otros individuos? Veamos qué dice la evidencia.
Primero debemos conocer la espirulina. Esta es un alga de apariencia verdosa, que puede ser consumida por humanos y muchos animales. Existen tres especies de espirulina: Arthrospira platensis, A. fusiformis y A. máxima. Esta alga puede encontrarse en casi todas partes y es cultivada a nivel mundial, recibiendo múltiples usos, entre ellos el más popular es el de suplemento dietético.
Desde este primer punto de vista, la espirulina contiene: 5% de agua, 24% de carbohidratos, 8% de grasas (particularmente ácidos grasos como el ácido gamma linolénico, ácido eicosapentaenoico y ácido araquidónico) y alrededor de un 60% de proteínas (1). Solamente por estas propiedades es considerada una gran fuente de nutrientes e incluso está siendo usada como un posible alimento para viajes espaciales e incluso se piensa podría ser útil, aunque suene descabellado, en un hipotético viaje a Marte (2).
Hasta aquí podemos observar que el alga es una pequeña pero poderosa aliada usada adecuadamente. A los nutrientes anteriores se le suman una gran cantidad de elementos, donde son ellos los que realizan muchas otras de las funciones que tiene la espirulina. Estos elementos son: minerales (cobre, cinc, selenio, hierro, manganeso), vitaminas del complejo B (B1, B2, niacina). No se puede dejar de destacar que la cantidad de elementos útiles de la espirulina depende del crecimiento de la misma (3).
Es esta amplia gama de elementos a la que se le atribuyen las capacidades curativas y beneficiosas de la espirulina. Se le han atribuido, por ejemplo, cualidades que pueden detener enfermedades del sistema nervioso por la presencia de algunos carbohidratos que mejorarían efectos en algunas patologías, actividad antiviral, actividad antibacteriana e incluso anticangerígena (4). Con todo esto se puede creer en que sea una panacea capaz de resolver muchos de los problemas de la medicina; pero nos encontramos con una pared que no ha podido ser atravesada: existe poca evidencia de su actividad en estudios realizados en humanos.
La evidencia más reciente respecto a espirulina y otras microalgas ha probado que, por ejemplo, no son una gran fuente de vitamina B12 como se creía; sin embargo también ha demostrado inequívocamente algunos de sus efectos positivos, como el manejo del metabolismo de la glucosa como hipoglucemiante (en animales), función hepatoprotectora (en animales), función antimicrobiana (animales e in vitro), inmunomoduladora (animales e in vitro), antiviral (in vitro), antioxidante (animales, in vitro y en humanos), antiinflamatoria (animales e in vitro). (5)
¿Esto qué significa? Pues que, de todas las cosas mencionadas, solamente UN elemento se ha podido probar extensivamente que tiene efecto en humanos. Para dilucidar si la espirulina es tan milagrosa como nos dicen, nos falta mucha investigación por hacer.
Mientras tanto, conservemos su uso de manera adecuada como un suplemento alimentario, sin creernos que nos puede curar de todo mal; manejemos la difusión de información y el uso de la misma con responsabilidad.
Referencias bibliográficas
- [Internet]. 2019 [cited 23 October 2020]. Available from: https://fdc.nal.usda.gov/fdc-app.html#/food-details/170495/nutrients
- 2. Khan Z, Bhadouria P, Bisen P. Nutritional and Therapeutic Potential of Spirulina. Current Pharmaceutical Biotechnology. 2005;6(5):373-379.
- 3. Ready for dinner on Mars? [Internet]. Esa.int. 2005 [cited 23 October 2020]. Available from: http://www.esa.int/Science_Exploration/Human_and_Robotic_Exploration/Exploration/Ready_for_dinner_on_Mars
- 4. Vazhappilly R, Chen F. Eicosapentaenoic acid and docosahexaenoic acid production potential of microalgae and their heterotrophic growth. Journal of the American Oil Chemists’ Society. 1998;75(3):393-397.
- 5. Buono S, Langellotti A, Martello A, Rinna F, Fogliano V. Functional ingredients from microalgae. Food Funct. 2014;5(8):1669-1685.
fecha: