Autor: Dra. Eva Nicole González, Egresada de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), 3er Trimestre de Postgrado en Nutriología Clínica (INTEC), Miembro del comité SCORP. Organización Dominicana de Estudiantes de Medicina (ODEM).
Existe una relación muy estrecha, apasionante y compleja entre la nutrición y la inmunidad. Numerosos estudios demuestran que un trastorno del estado nutricional traerá consigo una respuesta disminuida a los patógenos externos, una respuesta exagerada a elementos inocuos o en peor de los casos una respuesta contra estructuras de nuestro propio sistema. Hoy sabemos que la causa más frecuente de inmunodeficiencia secundaria en el mundo es la desnutrición (1) pero, cabe destacar que una malnutrición puede ser debido tanto a un déficit como a un exceso en los micro y macro nutrientes requeridos por un individuo.
Hemos sido advertidos desde hace años de la importancia de un estilo de vida saludable, no solo para prolongar la vida, sino para vivirla con calidad, pero hoy más que nunca se hace imperante la necesidad de propagar la educación de una correcta alimentación, de la influencia de la nutrición en nuestro estado de salud y sobre todo y más importante, en nuestro sistema de defensa.
En enero del año en curso fue publicada evidencia de que los pacientes con COVID-19 mostraban una mejoría al ser administradas mega dosis de Vitamina C (2) a partir de ahí, empieza mi lectura sobre el uso de la misma en otros patógenos y queda al descubierto que esta ha sido utilizada con éxito en virus sobre todo respiratorios, por su importante acción antioxidante y antiviral mediante varios mecanismos ya conocidos, como son la inactivación del ARN o del ensamblaje de los virus, mejorando la respuesta del cuerpo al estrés oxidativo, optimizando la acción de los fagocitos y estimulando la producción de interferón y citoquinas (3).
También se ha demostrado la influencia de otros micronutrientes en el sistema inmunitario, los más importantes y con mayor evidencia científica a la fecha son; Cobre, Selenio, Zinc, Magnesio, Vitamina D y A, además de otro componente de la alimentación con igual o mayor importancia; los probióticos (4) con su importante acción inmunomoduladora en lo que hoy se conoce como uno de los órganos más importantes de nuestro sistema de defensa; el intestino, que tiene en su epitelio las placas de Peyer, con todas las células necesarias para inducir una respuesta inmune. Recientemente se demostró que en pacientes con enfermedad grave por COVID-19 se identifico una disbiosis intestinal que también pueden propiciar una infección bacteriana secundaria. (5)
A partir de estas investigaciones se pueden hacer recomendaciones generales sobre una dieta orientada a mantener nuestro sistema inmune y hacer frente a esta y a otras patologías infecciosas.
Recomendaciones:
1. Consumir alimentos de alto aporte en Vitamina C (pimientos rojos crudos, brócoli, fresas, tomate, frutas cítricas, etc.) para un mínimo de 2-3 gramos diarios en adultos
2. Retirar o disminuir de la dieta los lácteos, azúcares, carnes rojas, picante, aditivos alimentarios presentes en ultra procesados y en algunos casos el gluten, estos son los alimentos que más van a interferir con nuestra microbiota, el epitelio intestinal y su acción protectora ante antígenos
3. Asegurar el consumo de probióticos mediante alimentación o suplementación, con billones de diferentes cepas de bacterias, dentro de los alimentos tenemos la kombucha, las aceitunas, los pepinos agridulces, el tempeh, entre otros.
4. Consumir enzimas digestivas para asegurar, en algunos casos, la correcta absorción de los alimentos, esto con asesoría de un profesional de la nutrición (6)
5. Garantizar el consumo de al menos 1.8 litros de líquido al día, para asegurarlo se pueden preparar, sobre todo en personas mayores, caldos vegetales, de carne (desgrasados) infusiones y té.
6. Asegurar el consumo de oligoelementos (Selenio, Zinc, Cobre, Hierro, etc.) esto, mediante la alimentación sólo es posible garantizando el consumo de vegetales, legumbres, frutos secos y cereales integrales variados, así como también de huevo y carnes blancas, mediante la suplementación con multiminerales, gotas y líquidos de minerales coloidales, electrolitos, etc.
7. El consumo de frutas y vegetales debe ser, entre ambos de un mínimo de 5 porciones al día.
8. Consumo moderado de productos de origen animal y especialmente las carnes rojas máximo 1 vez por semana.
Mediante estas recomendaciones es posible garantizar un adecuado funcionamiento de nuestro sistema inmune, no solo para evitar contagiarse durante la pandemia, ya que esto es relativamente improbable de lograr en unas semanas, si no para evitar padecer enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes mellitus y obesidad, enfermedades infecciosas, así como también enfermedades autoinmunes, entre ellas las neoplasias. El personal médico debe ser portador del mensaje de que solo la nutrición es la cura y la prevención global de todas las condiciones que aquejan la salud humana en la actualidad. Cuidemos nuestro cuerpo hoy, para disfrutar del mañana.
Referencias
1. Valverde V, Faxas C, Me G. La nutrición en la inmunidad y el cáncer Nutrition in Immunity and Cancer. Vol. 51, Revista Argentina de Endocrinología y Metabolismo Rev Argent Endocrinol Metab. 2014.
2. Saul AW. La vitamina C protege dal coronavirus [Internet]. [cited 2020 Apr 6].
3. Hoffer A, Saul AW. Orthomolecular medicine for everyone : megavitamin therapeutics for families and physicians. Basic Health; 2008. 376 p.
4. Ortiz-Andrellucchi A. Global Theme Issue on Poverty and Human Development Nutrición y Metabolismo Nutrición e inmunidad.
5. Recomendaciones de alimentación y nutrición para la población española ante la crisis sanitaria del COVID-19.
6. Rojas Arzaluz M. EFECTO DEL β-GLUCANO 1,3/1,6 SOBRE LA RESPUESTA INMUNE, LA ACTIVIDAD ENZIMÁTICA DIGESTIVA Y LA EXPRESIÓN DE GENES DE Lutjanus peru y Sparus aurata. 2016.
No te pierdas una noticia, suscribete gratis para recibir DiarioSalud en tu correo, siguenos en Facebook, Instagram, Twitter, Linkedln, telegram y Youtube