Con el agitado curso de la vida que se lleva hoy día, las personas se suelen olvidar de la forma en la que cuidan a los envejecidos de la familia, ya que la manera en que se manejan las situaciones que involucran personas de la tercera edad hace la diferencia, pues de ahí dependerá que se sientan acompañados o dependientes.
Ana Urrutia, autora del libro Cuidar: Una revolución en el cuidado de las personas (Ed. Ariel), dice que el cambio demográfico marcado por el envejecimiento que han vivido las sociedades en los últimos años supone un nuevo reto. En ese tenor, explica que: “La mayor esperanza de vida no es una amenaza, es una conquista muy beneficiosa, aunque envejecer no es tarea fácil”.
Sin embargo, resalta que son necesarias transformaciones sociales en la manera de cuidar a “los frágiles” por parte de los profesionales y de las familias. “Los cuidadores tenemos una obligación moral y social de procurarles un entorno sociocultural dinámico y abierto, acorde a sus recuerdos y deseos, para que vivan su vida con dignidad, aunque eso pueda representar un riesgo”, indica la señora Urrutia.
Esta escritora, focaliza en la sujeción como eje central de cada capítulo, pues considera que esta práctica refleja cómo cuidamos. “No sujetar habla de dignidad en el cuidado, de cuidado centrado en la persona, de derechos, de calidez y, en definitiva, de humanización al cuidar”. También añade que la clave del éxito en el cuidado de las personas está en la actitud de los trabajadores, y no tanto en las características técnicas del lugar donde resida la persona.
Por lo mencionado con anterioridad, la autora aboga por la implantación de un sistema diferente que supone un cambio de paradigma en el cuidado de las personas, que consiste en eliminar las sujeciones tanto físicas como químicas para garantizar la autonomía del paciente y para que este no se sienta dependiente, sino acompañado.
Por: Efe Salud.
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