Con base en células sanguíneas humanas, científicos brasileños lograron obtener organoides hepáticos –también denominados minihígados– capaces de ejercer las funciones típicas de ese órgano, tales como la producción de proteínas vitales y la secreción y el almacenamiento de sustancias. Esta innovación hace posible la producción en laboratorio de tejido hepático en tan solo 90 días, y podrá en el futuro erigirse como una alternativa a los trasplantes de órganos.
En este estudio, realizado en el Centro de Investigaciones sobre el Genoma Humano y Células Madre (CEGH-CEL) –un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) financiado por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo - FAPESP y con sede en la Universidad de São Paulo (USP)–, se combinaron técnicas de bioingeniería, tales como la reprogramación celular y la producción de células madre pluripotentes, con la bioimpresión 3D. Esta estrategia permitió que el tejido elaborado en la impresora mantuviera las funciones hepáticas durante un período más extenso que el registrado en trabajos anteriores de otros grupos.
“Aún existen etapas que deben alcanzarse hasta que obtengamos un órgano completo, pero estamos en un camino sumamente prometedor. En un futuro cercano, es posible que, en lugar de esperar por un trasplante de órgano, se puedan emplear células de la propia persona y reprogramarlas para construir un nuevo hígado en laboratorio. Otra ventaja importante reside en que, debido a que son células del propio paciente, las probabilidades de rechazo serían nulas teóricamente”, dijo Mayana Zatz, coordinadora del CEGH-CEL y coautora del artículo publicado en la revista Biofabrication.
La innovación de este estudio radica en la forma de incluir a las células en la biotinta utilizada para formar el tejido en la impresora 3D. “En lugar de imprimir células individualizadas, desarrollamos una manera de agruparlas antes de la impresión. Esos ‘grumitos’ de células o esferoides constituyen el tejido y mantienen su funcionalidad durante mucho más tiempo”, explicó Ernesto Goulart, posdoctorando en el Instituto de Biociencias de la USP y primer autor del artículo.
De este modo, se evita un problema común en la mayoría de las técnicas de bioimpresión de tejidos humanos: la pérdida paulatina del contacto entre las células y, por consiguiente, la de la funcionalidad del tejido.
En este estudio, la formación de los esferoides se concreta desde el proceso de diferenciación, cuando las células pluripotentes se transforman en células del tejido hepático (hepatocitos, células vasculares y células mesenquimales). “El proceso de diferenciación comienza cuando se agrupan las células. Se las cultiva en agitación y espontáneamente forman agrupamientos”, dijo Goulart.
Fuente: DICYT
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