MUNDIAL. – Hoy, 28 de julio, se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta fecha ofrece la oportunidad de impulsar todas las iniciativas para aplicar la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas, 2016-2021. También permite ayudar a los Estados Miembros a conseguir el objetivo final, que es eliminar la hepatitis.
Este año la OMS recuerda que el virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre, y que la mayoría de las infecciones se producen por exposición a pequeñas cantidades de sangre, a través del consumo de drogas inyectables, de prácticas de inyección o de atención sanitaria poco seguras; y a la transfusión de sangre y productos sanguíneos sin analizar.
Hepatitis C
Se estima que hay en el mundo 71 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C, y que un número considerable de esas personas con infección crónica desarrollarán cirrosis o cáncer de hígado. Cada año mueren casi 400,000 personas por hepatitis C, sobre todo por cirrosis y carcinoma hepatocelular.
Los antivíricos pueden curar más del 95% de los casos de infección por el virus de la hepatitis C, lo que reduce el riesgo de muerte por cáncer de hígado y cirrosis, pero el acceso al diagnóstico y el tratamiento es limitado. En la actualidad no existe ninguna vacuna contra la hepatitis C.
El virus de la hepatitis C (VHC) causa infección aguda y crónica. Por lo general, la infección aguda es asintomática y en raras ocasiones (o en ninguna) se asocia a una enfermedad potencialmente mortal. Aproximadamente un 15-45% de las personas infectadas elimina el virus espontáneamente en un plazo de seis meses.
El 55-85% restante desarrollará infección crónica, y en estos casos el riesgo de cirrosis hepática a los 20 años es del 15-30%.
El período de incubación de la hepatitis C puede variar de 2 semanas a 6 meses. Tras la infección inicial, aproximadamente un 80% de los casos no presentan síntomas. Aquellos con sintomatología aguda pueden presentar fiebre, cansancio, inapetencia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orinas oscuras, heces claras, dolores articulares e ictericia.
Prevención
Como no hay vacunas para prevenir la infección por el VHC, la prevención depende de la reducción del riesgo de exposición al virus en el entorno sanitario, en los grupos de población de alto riesgo, como los consumidores de drogas inyectables, y en los contactos sexuales.
Algunas intervenciones de prevención primaria recomendadas por la OMS son:
1.- Higiene de las manos, incluida la preparación de las manos para la cirugía, el lavado de las manos y el uso de guantes.
2.- Uso seguro y apropiado de las inyecciones en la atención sanitaria; manipulación y eliminación segura de objetos afilados y desechos.
3.- Seguimiento periódico para el diagnóstico precoz de la enfermedad hepática crónica.
4.- Prestación de servicios integrales de reducción de daños a los consumidores de drogas inyectables.
5.- Análisis de la sangre donada para detectar las hepatitis B y C (así como el VIH y la sífilis).
6.- Capacitación del personal sanitario; y promoción del uso correcto y sistemático de preservativos.
Imagen de la enfermedad en 3D
Conoce más sobre la enfermedad a través del Humano Bio Digital:
Fuentes: OMS, Humano Bio Digital, EFE Salud
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