LONDRES. – Un grupo de científicos de la Universidad Mary Queen de Londres ha analizado el embarazo múltiple de más de 30.000 mujeres para sugerir cuál es el periodo ideal para el parto. Este dato ayudaría a reducir el índice de muerte fetal, es decir, el nacimiento del bebé con ausencia de signos vitales.
El estudio, publicado por la revista British Medical Journal, distingue entre embarazo gemelar dicoriónico, en el cual los fetos no comparten placenta, y embarazo gemelar monocoriónico, en el que sí la comparten. En el primer caso, el parto debería producirse en la semana 37, al contrario que un embarazo monocoriónico, que tendría que hacerlo entre las semanas 34 o 36 de gestación.
Javier Zamora Romero, jefe de la Unidad de Bioestadística del Hospital Universitario Ramón y Cajal y coautor de la investigación, explica: «El riesgo de muerte fetal es trece veces más alto en embarazos múltiples monocoriónicos y seis veces más alto en embarazos dicoriónicos, comparados con los embarazos comunes o simples”. El facultativo subraya que no hay evidencia «de que ninguna técnica de reproducción asistida concreta se asocie con un mayor o menor riesgo”.
Otro de los autores de la publicación, la profesora Shakila Thangaratinam, afirma que “el riesgo se incrementa a medida que avanza el embarazo, como así también el peligro de un parto precipitado que puede derivar en nacimientos prematuros o incluso en muerte neonatal”. Por su parte, el doctor Alfredo Perales Marín, jefe de Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario La Fe de Valencia remarca que “aproximadamente un 50 % de embarazos gemelares son prematuros”.
Los investigadores también hacen referencia a la mortalidad neonatal en bebés nacidos tras 34 semanas de gestación. A partir de esta etapa, el riesgo de muerte neonatal es más alta en embarazos de gemelos monocoriónicos que la muerte fetal. El estudio señala como causa de fallecimiento diversas necesidades clínicas como ventilación asistida, dificultades respiratorias, el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o la septicemia. Esta última es una infección de la sangre que puede convertirse en sepsis, si no es tratada a tiempo, provocando un fallo orgánico.
Las previsiones no mejoran para los bebés prematuros, nacidos con 26 o 33 semanas de gestación, ya que, advierte el estudio, además de las complicaciones anteriores se pueden añadir la displasia broncopulmonar (el bebé ha estado conectado durante demasiado tiempo a un respirador) o resultados anormales en la exploración de ultrasonido craneal, entre otros. Por otra parte, se busca evitar la muerte perinatal del feto, que se produce desde las 28 semanas del embarazo hasta la primera semana de vida del recién nacido.
El doctor Perales Marín sostiene que si se produce la muerte de unos de los fetos, a pesar de no compartir placenta, se trata de “una gestación gemeloevanescente”, es decir, “un embarazo gemelar en el que desaparecería un gemelo antes de la octava semana y supondría hasta el 25% de las gestaciones, sin apenas consecuencias para el otro feto”.
Por eso la mejor manera de afrontar un embarazo múltiple y evitar con ello posibles muertes fetales es con “un control riguroso y con un examen morfológico en la semana 20. Pero no debemos olvidar a la madre”, remarca el doctor. «Es importante vigilar que no rompa las membranas ovulares, ni sangre, y hay que medir el cuello del útero para valorar el peligro de parto prematuro». El experto añade que hay que preguntarle si percibe contracciones uterinas, porque en caso de alguna complicación (diabetes, hipertensión, rotura de membranas…) puede producirse la muerte del feto por un coágulo.
Fuente: El País
fecha: