El cambio climático, las guerras y la pandemia de COVID-19 han creado una «tormenta perfecta» que está frenando los avances en la lucha contra la desnutrición infantil en el mundo. Según un reciente informe de Naciones Unidas, 733 millones de personas pasaron hambre en 2023, lo que equivale a una de cada 11 personas en el planeta. Una quinta parte de ellas vivía en África, donde la desnutrición infantil es un problema crítico.
La combinación de sequías severas, inundaciones y conflictos armados, como la guerra en Ucrania, ha afectado gravemente a la agricultura y ha exacerbado la inseguridad alimentaria en países con menos recursos. Además, estas crisis han interrumpido campañas de vacunación y otros servicios esenciales, lo que ha contribuido al aumento de enfermedades infecciosas como el sarampión, el dengue y el paludismo, todas ellas vinculadas directamente a la desnutrición.
Montse Escruela, nutricionista y referente del equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF), destaca que la situación mundial está empeorando debido a estos factores múltiples que actúan simultáneamente. “En vez de mejorar, la situación general a nivel mundial está empeorando”, afirma. Es particularmente preocupante el impacto en los niños menores de cinco años, quienes son los más vulnerables a la desnutrición.
La desnutrición infantil, que tiene múltiples causas, no solo resulta de la falta de alimentos, sino también de enfermedades y la falta de acceso a servicios de salud. Según Escruela, el 50% de la mortalidad en menores de cinco años está relacionada con la desnutrición. MSF trabaja intensamente para evitar estas muertes, utilizando herramientas como la medición del perímetro braquial para detectar rápidamente a los niños en riesgo de mortalidad.
En respuesta a la crisis, se están implementando intervenciones como el uso de alimentos terapéuticos listos para el consumo y leches terapéuticas para tratar la desnutrición aguda severa en niños. Además, se promueve el uso de alimentos locales, como mezclas de cereales y leguminosas, para prevenir que los niños en riesgo caigan en fases más severas de desnutrición.
A pesar de los esfuerzos, la realidad es que la desnutrición infantil sigue siendo un desafío global, y la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para combatir esta crisis que afecta a millones de niños en todo el mundo.
Fuente EFE.
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