La nueva miniserie de Netflix, Adolescencia, ha reabierto el debate sobre el impacto del acoso escolar, la violencia sexual digital y los problemas de salud mental en la juventud. A través de la historia de un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera, la producción pone el foco en realidades duras pero cada vez más presentes en las aulas y hogares.
Durante sus cuatro capítulos, la serie expone desde distintos ángulos —el del protagonista, su familia y sus compañeros— las consecuencias del ciberbullying, el uso problemático de las redes sociales y la presión emocional que enfrentan muchos adolescentes.
Una realidad que se vive en consulta
“La serie refleja lo que vemos en terapia cada semana”, señala Tania Ruiz, terapeuta y directora del centro anda CONMiGO de Valdemoro. Según datos de su centro, en los últimos tres años las consultas relacionadas con ciberacoso y violencia en redes se han disparado un 50 %.
Ruiz advierte que muchos adolescentes no logran gestionar el impacto emocional de vivir conectados permanentemente, lo que los expone a comparaciones constantes, aislamiento, ansiedad e incluso pensamientos suicidas. “El ciberbullying es especialmente dañino porque no tiene pausa, ocurre las 24 horas del día”, afirma.
Cifras alarmantes
El informe de 2024 de la Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña muestra que el 9,4 % de los alumnos sufre acoso escolar o ciberbullying, aunque casi la mitad de sus compañeros no actúan al respecto. El miedo a represalias, la indiferencia aprendida o el desconocimiento sobre cómo intervenir son algunas de las razones, según Ruiz.
Además, un 26,6 % de los casos de acoso se prolongan más de un año y los insultos y burlas son la forma más común (87,6 %), seguidos del aislamiento (42,6 %).
Violencia sexual digital: una amenaza creciente
Adolescencia también aborda otro fenómeno en auge: la violencia sexual digital. Según el informe “Generación expuesta” de Fad Juventud, el 60,6 % de los jóvenes ha experimentado alguna forma de violencia sexual online, siendo las mujeres las principales víctimas.
Entre los tipos más comunes se encuentran la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, el acoso sexual por redes, la sexhumillación o la sextorsión. Las plataformas más habituales son redes sociales (39,7 %) y apps de mensajería (34,9 %), y en más de la mitad de los casos, el agresor es alguien conocido.
Las consecuencias emocionales son devastadoras: un 30,5 % siente vergüenza, un 23,7 % ansiedad y un 25,2 % sufre aislamiento social.
Salud mental adolescente: entre el silencio y la soledad
La terapeuta de anda CONMiGO advierte que estos problemas tienen un fuerte impacto en la salud mental. Un informe de UNICEF señala que casi la mitad de los adolescentes con problemas psicológicos no buscan ayuda. ¿Por qué? El 67,6 % quiere mantenerlo en secreto, el 56 % espera que “se pase solo” y muchos no confían en sus centros educativos o no saben a dónde acudir.
“Los jóvenes necesitan saber que no están solos, que pedir ayuda es un acto de fortaleza”, remarca Ruiz.
Estrategias de protección y acompañamiento
La clave, afirma la especialista, está en una educación digital consciente y empática. Ruiz insiste en que padres y docentes deben enseñar a configurar correctamente las redes, proteger la privacidad, bloquear agresores y denunciar cuando sea necesario.
Además, destaca la importancia de generar confianza con los adolescentes, detectar señales de alarma (aislamiento repentino, cambios de humor, pérdida de interés) y validar sus emociones sin relativizarlas.
“Nada justifica el acoso. Siempre hay una salida. Juntos, con apoyo adulto y profesional, es posible superar estas situaciones y recuperar una vida plena”, concluye la terapeuta.
Fuente EFE.
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