Una investigación realizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha revelado nuevas formas de priorizar la distribución de vacunas en situaciones de pandemia. El estudio, publicado en Royal Society Open Science, utilizó datos demográficos y de contactos sociales en España, junto con información epidemiológica de la covid-19, para evaluar la eficacia de estrategias de vacunación según distintos grupos de edad.
El equipo de investigación, liderado por Saúl Ares, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), analizó más de 350.000 estrategias posibles para la distribución de vacunas, considerando factores como el número de dosis administradas por día, las interacciones sociales y las restricciones impuestas durante la pandemia.
«Nuestro objetivo era identificar cómo maximizar el impacto de la vacunación en términos de contagios y muertes», explicó Ares. «Hemos descubierto que no existe una estrategia universal; la efectividad depende de factores como la rapidez en la vacunación y el comportamiento social».
Iker Atienza, primer autor del estudio, destacó que los resultados varían drásticamente dependiendo de la existencia de restricciones sociales. En escenarios sin restricciones, priorizar a las personas mayores es la estrategia más efectiva. Sin embargo, en situaciones con restricciones severas, las diferencias entre estrategias disminuyen a medida que se incrementa la velocidad de vacunación.
La investigación subraya la importancia de diseñar campañas de vacunación que respondan a las características locales. Según Susanna Manrubia, quien lidera el equipo en el CNB-CSIC, combinar estrategias de vacunación con medidas como restricciones sociales puede potenciar los resultados y aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios.
“Es crucial adaptar las prioridades según el contexto, acelerando las campañas de vacunación y garantizando que las estrategias respondan a las necesidades específicas de cada región”, concluyó Manrubia.
Estos hallazgos podrían servir como guía para futuros brotes pandémicos, ofreciendo herramientas basadas en datos para optimizar los recursos de salud pública y minimizar los impactos negativos de las pandemias.
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