SANTO DOMINGO.- A partir de la pandemia por el COVID-19 el cutting o heridas autoinflingidas sin intencionalidad suicida en el país ha tenido un incremento significativo de aproximadamente de un 20% hasta un 32%, así lo explicó la doctora Zuleika Morillo, presidente del Capítulo de Psiquiatría Infantil de la Sociedad Dominicana de Pediatría.
La doctora Morillo explicó que estos datos se contrastan no sólo en las consultas de salud mental sino también pediátricas. “Otro elemento que nos permite visualizar el incremento es la exposición de este tipo de conducta en las redes sociales como una vía de evacuación de angustia, incluso de identificación del grupo de iguales”.
La especialista en psiquiatría infanto juvenil destacó que este tipo de conductas no tiene nivel socioeconómico ni preferencia de etnia, “este incremento lo podemos ver en todos los estratos socioeconómicos e inclusive en extractos de etnias distintas”.
Detalló que este tipo de conductas podría deberse a una falla en los mecanismos de autorregulación del individuo que le lleva a tratar de canalizar por esta vía un sufrimiento psíquico.
Dijo que otro elemento que debe tomarse en consideración es que la conexión continua a través de las redes donde hay grupos que van a estar captando a jóvenes para evitar este tipo de comportamiento dándoselo como una opción de canalización de sufrimiento psíquico.
La especialista quien también se desempeña como profesora de la cátedra de psiquiatría infantil hizo un llamado a los padres a estar más vigilantes ya que es importante ir visualizando cambios en el comportamiento de los hijos, así como estar atentos al cambio en la vestimenta, el aislamiento muy marcado y el cambio en su rendimiento académico.
“Cuando tenemos estas conductas autolesivas puede estar acompañado de sintomatología de problemas del ánimo que inclusive llegan a estar en estado coincidente, comórbido con depresión infantil o con otros trastornos como los trastornos de ansiedad”, agregó.
Recomendó que en caso de detectar cortes, arañazos, quemaduras, pellizcos, no confrontarlos de manera punitiva, con una charla o discurso, sino de manera amorosa, cuestionando si tiene una necesidad o algo que le preocupa.
“Esto es lo que más resultado puede darle para que el joven si va a necesitar ayuda sea capaz de pedirla a los que tiene más cerca”, explicó.
La doctora Morillo señaló que a nivel clínico el abordaje es explorar si el paciente no tiene una condición orgánica que le genere un nivel de angustia.
“Tenemos que hacer una buena valoración clínica, trabajar el acercamiento con el paciente y darle un seguimiento desde la parte medica psiquiatrica acompañado de un terapeuta con terapia cognitivo conductual que le permita tener herramientas para manejar los elementos que le han llevado a tener este desahogo”, puntualizó.
fecha: