Operar a corazón abierto y con latido cero gracias a una máquina de circulación extracorpórea que permite parar los pulmones y el corazón para trabajar en su interior es una técnica implantada en hospitales de referencia de todo el mundo y que cumple 70 años con “resultados fantásticos y supervivencias superiores al 95%”.
“La probabilidad de que la cirugía extracorpórea con esta máquina, conocida como 'corazón-pulmón', vaya bien es altísima y que vaya mal es bajísima con mortalidades en algunos procedimientos del 1% o menos y siempre por debajo del 5%,” expresó el cirujano cardiovascular Gregorio Rábago, hijo de Gregorio Rábago (1930-1992).
El doctor Gregorio Rábago (1930-1992) fue quien en 1958 realizó con esta máquina la primera cirugía cardiovascular extracorpórea de España. Cinco años antes lo había hecho en Estados Unidos su inventor, el doctor John H. Gibbon.
EL doctor Rábago, que es subdirector del departamento de cardiología y cirugía cardíaca de la Clínica Universitaria de Navarra y está especializado en trasplante de corazón, explica que esta máquina crea una nueva circulación sanguínea, un corazón-pulmón sustituto al paciente, que permite realizar un sinfín de actuaciones dentro del corazón, algo que antes de 1953 era imposible, solo se trabajaron en la superficie.
Ese experto en cirugía calcula que pasan al año en España al menos 25.000 personas con todo tipo de cardiopatías y en el mundo los procesos se cuentan por millones.
Operar a un paciente de 80 años está a la orden del día
El perfil de los pacientes que se someten a esta técnica es muy variado si bien cada vez son de más edad. “Cuando yo empecé, operar a alguien de 80 años era impensable, hoy está al orden del día”, cuenta el cirujano cardiovascular.
Por la máquina pasan pacientes con todo tipo de patologías cardíacas y muchas cirugías que requieren mantener el corazón parado y detener la circulación sanguínea, sin que ello suponga daño orgánico alguno.
Con esta máquina, que ha ido evolucionando con el tiempo, una bomba impulsa la sangre y un oxigenador (que sustituye a los pulmones) repone el oxígeno que han ido consumiendo los tejidos y órganos. Para intervenir quirúrgicamente el corazón, en la mayoría de los casos no basta con mantener su función mediante circulación extracorpórea, sino que es preciso detener su latido, e incluso vaciar sus cavidades de sangre para trabajar en el interior.
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