La reproducción asistida ha permitido a la mayoría de los pacientes infértiles engendrar un hijo, mediante el aislamiento de espermatozoides seminales viables y el posterior uso de la técnica fecundación in vitro con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (FIV-ICSI).
Los pacientes azoospérmicos, como consecuencia de la ausencia de espermatozoides en su semen, sólo pueden beneficiarse de este procedimiento con los espermatozoides que se obtengan directamente del testículo mediante una biopsia. Sin embargo, la azoospermia ocurre como resultado de, o bien, una obstrucción en el tracto genital (azoospermia obstructiva con espermatogénesis conservada), o de un fallo grave en la espermatogénesis testicular (azoospermia secretora) que no presenta ningún o pocos espermatozoides en el testículo. Padecer uno u otro tipo de azoospermia determina el éxito en la obtención de espermatozoides de la biopsia testicular para el tratamiento de reproducción asistida.
Diagnosticar el origen de la azoospermia mediante biomarcadores moleculares no invasivos es, por tanto, de gran relevancia antes de decidir un tratamiento de reproducción asistida adecuado para la pareja, ayudando a evitar biopsias testiculares innecesarias para el tratamiento reproductivo. El plasma seminal contiene una alta concentración de microARNs, mayoritariamente contenidos en vesículas extracelulares, que pueden cuantificarse, lo que los convierte en candidatos como biomarcadores de diagnóstico/pronóstico.
En este estudio del grupo de Genética Molecular Humana del IDIBELL, liderado por la Dra. Sara Larriba en colaboración con el Dr. Bassas del Servicio de Andrología de la Fundación Puigvert, confirman la utilidad clínica del test que desarrollaron previamente (Barceló et al., 2018), basado en la cuantificación de los niveles del microARN miR-31-5p en semen, como biomarcador no invasivo para distinguir el origen de la azoospermia.
Este hallazgo se ha publicado en la revista científica internacional Andrology.
Fuente: Idibell.
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