SANTO DOMINGO.- Un equipo de investigadores liderados por el médico y magíster en epidemiología de la Universidad de Antioquia, Alejandro Vargas Gutiérrez, han desarrollado un dispositivo para ayudar al personal de la salud que trabaja en Unidades de Cuidados Intensivos.
Por el desarrollo del Robot 180°, el investigador obtuvo el Premio Nacional al Inventor Colombiano 2020, categoría Investigador individual, que entregó la Superintendencia de Industria y Comercio en mayo pasado.
Según detalla Vargas se trata de un robot en forma de colchón, con un software que permite calcular el mejor proceso de pronación, según la talla y el peso del paciente, de tal forma que el proceso de una persona de 85 kilos y 1,75 de estatura se hace de manera diferente a una de 55 kilos y 1,65 de estatura.
El dispositivo médico incluye un compresor de aire que se ubica en la parte inferior de la cama, con el cual se envía aire a unas cámaras dentro del colchón, que cuentan con unos circuitos electrónicos, mediante los cuales se determinan las áreas que deben inflarse para el proceso.
El inventor indicó que «nuestro colchón tiene inteligencia artificial —en este caso machine learning—, que permite pronar a los pacientes en forma automática y segura, sin que el equipo de enfermería o el grupo de intensivistas deban hacer un gran esfuerzo físico».
Esto se logra gracias a que al dispositivo se le pone un código de barras con la historia clínica del paciente, en la que se incluyen su talla y peso. De esta manera, con solo un clic desde un equipo electrónico como celular, tableta o computador portátil, se da la orden y el colchón se infla y cambia de posición a la persona en pocos minutos.
Se trata de un dispositivo que, además de dar más comodidad y seguridad al paciente, también aporta al bienestar del personal de la salud, pues ayuda a disminuir el riesgo de contagio de covid-19 o de otra enfermedad, por el menor contacto con una persona infectada, y reduce la fatiga y las lesiones o dolores musculares de los cuidadores.
Pero para que esto se haga realidad, los inventores necesitan recursos —alrededor de 92 millones de pesos— para construir un prototipo a escala real, que se hará con base en los diseños que se tienen, los cuales fueron probados en simulaciones computarizadas y en un pequeño modelo que hicieron con un muñeco de 100 gramos, gracias a los cuales demostraron ante la SIC que su propuesta es funcional.
Además de las pruebas, el prototipo servirá para empezar a buscar la manera de superar las dificultades que se presentan con personas obesas, pues en las simulaciones se estableció que no es posible realizar la pronación a estos pacientes con este dispositivo en una cama de UCI.
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