Por: Licenciada Nayely Aguiar
Psicóloga clínica
Terapeuta infantil juvenil
Como es sabido el autismo es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los tres primeros años y perdurará a lo largo de todo el ciclo vital, aunque el autismo plantea hoy todavía más preguntas que respuestas, un hecho aceptado internacionalmente es que la detección e intervención precoces del trastorno tienen efectos claramente positivos sobre el pronóstico de los niños que lo padecen.
Pero existen algunos factores que no ayudan al momento de la detección temprana del autismo, entre ellos la falta de conocimiento sobre las características del trastorno y en los casos donde existe una preocupación por conductas peculiares que presentan los niños muchos padres no saben a qué profesionales dirigirse.
Por lo que acuden a los pediatras o médicos de cabecera donde en muchas ocasiones estos quieren darle una oportunidad al desarrollo. Tiene sentido con los niños ya que se desarrollan a velocidades diferentes, pero algunos médicos tienen una tendencia a querer tranquilizar a los padres cuyas observaciones y preocupaciones suelen descartarse.
El autismo es un espectro, con una amplia variedad de conductas. Una persona que no sea especialista o que no esté muy relacionada con el espectro podría no reconocer sus síntomas porque son más variados y matizados de lo que se habla normalmente.
A continuación mencionaremos algunos de los signos y conductas que deberían tenerse en cuenta para detección temprana del autismo:
- No muestra interés por los demás
- Dificultad en el lenguaje y la comunicación
- Rabietas.
- Agrede y/o se auto agrede
- Camina en puntas
- Fijación con las luces, abanicos de techos
- Afila, clasifica o hace torres con los juguetes
- Aleteos
- Da vueltas en círculos
- No responde por su nombre o al ser llamados
- Dificultad en el contacto visual
Los especialistas que intervienen en el diagnóstico de TEA son: los Pediatras (estos pudiendo ser el primer filtro para la detención) por otro lado están los neurólogos pediatras y los psicólogos clínicos quienes evalúan utilizando las herramientas y pruebas pertinentes para un diagnóstico final.
Los datos de los estudios sobre la intervención temprana permiten concluir que ésta puede marcar la diferencia entre un pronóstico favorable o desfavorable, ya que diversos trabajos sugieren que si la intervención se pone en marcha antes de los tres años, se logran efectos mucho más beneficiosos que si se inicia después de los cinco años. Por lo que el enfoque de esperar y ver no es una buena idea si el autismo es una posibilidad.
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