En todo el mundo, el cáncer de colon es uno de los tumores más frecuentes y con mayor mortalidad asociada. La detección precoz mejora el pronóstico y la supervivencia de los pacientes, pero es necesario mejorar la eficiencia de los programas de cribado.
Se estima que la evolución de los adenomas, o pólipos adenomatosos, que se forman en la mucosa del intestino grueso a un tumor colorrectal puede durar unos 10 años. Esto permite disponer de un amplio margen de tiempo para detectar el cáncer y prevenir su aparición. Actualmente, se recomienda realizar pruebas de cribado a la población mayor de 50 años. La detección de sangre oculta en las heces es uno de los métodos más utilizados para determinar aquellas personas que deberían someterse a una colonoscopia. Sin embargo, se ha observado que la sensibilidad de la prueba no es óptima y se llevan a cabo más colonoscopias de las necesarias.
Con el objetivo de optimizar los programas de detección precoz, el Dr. Victor Moreno del IDIBELL y del ICO y el Dr. Sergi Castellví-Bel del Clínic-IDIBAPS han liderado un estudio, con participación del Hospital del Mar, que evalúa la utilidad de las variables genéticas de riesgo para el cáncer de colon como herramienta de cribado. La revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention publica sus resultados y los destaca en la sección de artículos relevantes.
El estudio incluye cerca de 3000 personas, de entre 50 y 69 años, con una prueba de sangre en las heces positivas, reclutadas en tres centros hospitalarios de Barcelona. Los investigadores analizaron 62 variantes genéticas asociadas previamente al cáncer de colon para calcular el riesgo genético de cada participante. La combinación de este dato, junto con las variables de edad, sexo y valor positivo de la prueba de sangre en las heces permitió desarrollar un modelo matemático más específico que la prueba sola.
“La capacidad del modelo de detectar individuos con lesiones relevantes es muy parecida a la del test de sangre oculta en las heces. Sin embargo, mejora la clasificación de pacientes que requieren una colonoscopia, lo que permite reducir el número de exploraciones innecesarias”, señalan los investigadores.
A pesar de los buenos resultados, los investigadores remarcan que el trabajo presenta ciertas limitaciones, como el tamaño de la cohorte de pacientes o el número de variantes genéticas estudiadas, que pueden restarle poder predictivo al modelo. Por ello, debería complementarse con un análisis del genoma más amplio o la inclusión de más individuos, de otros biomarcadores, como el microbioma, o variables, como los factores ambientales.
Fuente: IDIBELL
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