Las migrañas afectan tanto a niños como a adultos,sin embargo, las mujeres en edades entre los 20 y 45 años son tres veces más propensas a padecerlas. Una de las posibles causas investigadas es la genética; en la actualidad, se conoce que la mayor parte de quienes experimentan una migraña tiene antecedentes familiares.
Asimismo, este tipo de trastorno primario de dolor de cabeza se relaciona con los cambios hormonales de las mujeres; es decir, puede darse alrededor del momento de la menstruación o durante el embarazo. También, aquellas que planifican con anticonceptivos orales y ya padecen de migrañas, pueden experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de los ataques, mientras que quienes no suelen tener dolores de cabeza, son propensas a desarrollar migrañas.
Según la doctora Monique Baudrit, las migrañas suceden por cambios anormales en los niveles de las sustancias que el cerebro genera naturalmente. Cuando estos niveles se incrementan, los vasos sanguíneos se estrechan de forma temporal, disminuyendo el flujo de la sangre y el oxígeno al cerebro, y ejerciendo presión sobre los nervios cercanos, lo que causa el dolor.
Adicionalmente, existen otros factores -algunos no controlables- que pueden detonar el desarrollo de una migraña, como dormir demasiado o la falta de sueño, exposición a luces brillantes, olores o ruidos fuertes; el estrés y la ansiedad, consumo frecuente de bebidas alcohólicas (vino tinto) o con cafeína (también la abstinencia a esta última), saltarse las comidas e ingerir alimentos con nitratos (embutidos) o con tiramina (quesos añejos).
Existen varios tipos de migraña; sin embargo, las más frecuentes son la migraña con aura, que se caracteriza porque la persona puede tener síntomas sensoriales -sensación de confusión, hormigueo en el rostro o manos, visión con luces que destellan o puntos oscuros y sentido del olfato, gusto o tacto distorsionados-, entre 10 y 30 minutos antes de iniciar el dolor. El otro tipo es la migraña común, que no tiene aura.
En ambos casos, el dolor de cabeza intenso, las náuseas y los vómitos suelen hacerse presente, e inclusive aparecen en las mañanas. Dicho dolor puede durar algunas horas o días; también, ciertas personas pueden tener migrañas semanalmente (una o dos veces) y otras, de forma más esporádica (una o dos veces al año).2 Lo cierto, es que los ataques de migraña afectan el diario vivir de la mujer, más que otras enfermedades crónicas con o sin dolor.
Según estudios, el mayor pico de migrañas sucede entre la segunda y cuarta década de las personas, coincidiendo con las edades de mayor productividad, impactando su desempeño laboral, familiar y social (actividades recreativas) y más en quienes tienen una alta frecuencia de ataques de migraña. Se estima que las mujeres pierden hasta seis días de reposo debido a las migrañas.
De acuerdo con la doctora Baudrit, quien es directora médica de Pfizer Centroamérica y Caribe, el impacto de las migrañas en las relaciones familiares también es importante. Algunas investigaciones han revelado que cuando la mujer o paciente sufre este padecimiento, se dan más discusiones intrafamiliares e inclusive brotan sentimientos de que pueden ser mejores madres o hijas, si no lo tuvieran.
Aunque la migraña no tiene cura, se puede controlar con apoyo médico y adoptando hábitos de vida más saludables para disminuir los ataques. El plan de tratamiento puede incluir fármacos para detener el cuadro de migraña en proceso (agudo) o de tipo preventivo; en algunos casos, se usan los dos.
Adicionalmente, los pacientes diagnosticados con migraña pueden poner en práctica algunos consejos de estilo de vida, como es el caso de comer saludable y no saltarse ninguna comida, a lo que se une evitar la ingesta de aquellos alimentos desencadenantes. Asimismo, practicar actividad física regularmente y aprender tácticas para reducir el estrés; levantarse y acostarse a la misma hora, todos los días, y limitar el consumo de bebidas con cafeína, así como alcohólicas.
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