El uso de pantallas digitales entre los menores de edad genera crecientes preocupaciones entre neuropediatras y psicólogos, quienes advierten sobre su impacto en el desarrollo del cerebro. Según expertos , la exposición temprana y prolongada a dispositivos electrónicos puede provocar retrasos en el lenguaje, problemas de atención y dificultades en el aprendizaje.
Recomendaciones para limitar la exposición
Un comité de expertos ha propuesto al Gobierno medidas para proteger a la infancia en entornos digitales, incluyendo evitar la exposición a dispositivos antes de los 6 años y restringir el acceso a móviles con conexión a internet hasta los 16 años. Entre los puntos destacados:
- De 0 a 3 años: No se recomienda el uso de pantallas.
- De 3 a 6 años: Su uso debe limitarse a casos puntuales bajo supervisión adulta.
- De 7 a 12 años: Menos de una hora diaria, priorizando actividades deportivas y sociales.
- De 13 a 16 años: Limitar el acceso a móviles inteligentes y fomentar el control parental.
Alteraciones cerebrales documentadas
La neuropediatra Teresa Andrade, de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), subraya que el cerebro en desarrollo es particularmente vulnerable. Estudios han mostrado alteraciones estructurales, como menor tamaño de ciertas áreas cerebrales, y funcionales, afectando circuitos responsables del lenguaje, la atención y la regulación emocional.
“El riesgo de retraso en el lenguaje puede multiplicarse por seis si los bebés menores de 12 meses pasan más de dos horas diarias frente a pantallas”, advierte Andrade. Además, se ha detectado un fenómeno denominado "pseudoautismo por pantallas", donde los niños presentan síntomas similares al trastorno del espectro autista que disminuyen al reducir la exposición.
Impacto emocional y social
Además de los efectos cognitivos, el uso excesivo de pantallas puede activar circuitos de recompensa cerebral relacionados con la dopamina, similar a comportamientos adictivos. Esto puede generar síntomas de abstinencia en menores cuando se les restringe el acceso.
Laura Labrador, psicóloga de la Universidad Complutense de Madrid, reconoce que, en la adolescencia, las tecnologías pueden tener beneficios en el desarrollo de competencias digitales y conexión social, siempre que exista supervisión. Sin embargo, advierte sobre el riesgo de problemas como ansiedad, estrés y trastornos del sueño.
Nuevas evidencias y pautas actualizadas
La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha actualizado recientemente sus recomendaciones basándose en nuevas evidencias científicas. Entre los hallazgos, se señala que el tiempo de pantalla de los padres influye directamente en el de sus hijos y puede aumentar las rabietas de estos últimos.
Los especialistas coinciden en que el enfoque debe estar en el uso consciente y supervisado de las tecnologías, promoviendo alternativas como el deporte, la lectura y las relaciones sociales cara a cara para mitigar los riesgos.
Fuente EFE.
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