Los desastres naturales en República Dominicana, como las tormentas tropicales y huracanes, continúan afectando gravemente a la población infantil, siendo los niños el grupo más vulnerable. Según UNICEF, se estima que el 40% de los desplazados en estos eventos serían menores de edad. Tras el paso de la tormenta tropical Franklin en agosto de 2023, se reportaron daños millonarios, afectando infraestructuras y miles de viviendas, muchas de ellas destruidas.
La situación es alarmante, con más de 200 escuelas y hospitales dañados, lo que interrumpió el acceso a la educación y a los servicios de salud en zonas vulnerables. República Dominicana es uno de los países más expuestos a desastres naturales en América Latina, con un historial recurrente de huracanes, inundaciones y sequías que amenazan a las comunidades locales.
UNICEF lanzó una campaña que busca sensibilizar sobre la importancia de la prevención y preparación ante emergencias naturales, destacando la necesidad de adaptar las estrategias al cambio climático para mitigar los daños. La organización subraya que la participación de los jóvenes en iniciativas de resiliencia climática es crucial, ya que el 27% de la población dominicana tiene entre 10 y 24 años.
«Las emergencias impactan a todos, pero para los niños es aún más devastador. No podemos quedarnos inmóviles. Es nuestro deber protegerlos, para que incluso en la adversidad puedan mantener sus derechos a crecer y aprender», expresó Anyoli Sanabria, representante adjunta de UNICEF.
Desafíos y daños en emergencias humanitarias
Entre los principales daños causados por desastres naturales se encuentran la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales, afectando gravemente el acceso a servicios esenciales. Las tormentas también han provocado cortes en el suministro de agua potable y electricidad, impactando la vida diaria de las familias.
La interrupción del sistema educativo es otro desafío importante. Miles de niños quedan fuera de las aulas debido al cierre temporal o permanente de escuelas, lo que afecta su desarrollo a largo plazo. Según la UNESCO, el 46% de las escuelas en el país presentan problemas estructurales significativos, lo que agrava la situación en caso de huracanes o terremotos.
Los desastres también generan un fuerte impacto económico, destruyendo cultivos y afectando los medios de vida de muchas familias, tanto en áreas rurales como urbanas. Además, las inundaciones aumentan el riesgo de enfermedades como el dengue, diarrea y cólera, debido al agua contaminada y la proliferación de mosquitos.
La importancia de la prevención
UNICEF enfatiza que la inversión en prevención es clave para reducir los daños de los desastres. Se estima que por cada 100 pesos invertidos en preparación, se ahorran entre 400 y 700 pesos en respuesta a emergencias. La campaña de la organización promueve la capacitación de la población, así como la creación de planes de acción y simulacros para estar listos ante cualquier eventualidad.
«La preparación salva vidas y es más rentable que una respuesta tardía. Junto a las autoridades locales, estamos comprometidos en proteger a los más vulnerables, especialmente a los niños», concluyó Sanabria.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia reafirma su compromiso de garantizar que cada niño dominicano crezca con sus derechos protegidos, incluso en situaciones de emergencia. La prevención es el primer paso hacia un futuro más seguro para la niñez del país.
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