La tuberculosis, una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, sigue siendo la principal causa de muerte por infección a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de contar con tratamientos antibióticos eficaces, el aumento de la resistencia antimicrobiana representa un desafío creciente para la salud global.
Un problema de salud pública global
Según datos de la OMS, en 2023 más de 10,8 millones de personas se contagiaron de tuberculosis y 1,25 millones fallecieron a causa de la infección. La resistencia a los antimicrobianos complica el tratamiento, haciendo que las infecciones persistan y se transmitan con mayor facilidad.
Entre los factores que contribuyen a esta resistencia se encuentran el uso indiscriminado de antibióticos y la interrupción de los tratamientos, especialmente en países en vías de desarrollo. «Uno de los grandes problemas de salud que estamos teniendo es que nos estamos quedando sin antibióticos porque las bacterias cada vez desarrollan mayor resistencia», explica Juan José Vaquero, catedrático de bioingeniería y coordinador de un observatorio de investigación.
El proyecto ERA4TB: esperanza en la investigación europea
Para combatir este problema, la Comisión Europea ha impulsado el programa ERA4TB (Acelerador Europeo de Regímenes Contra la Tuberculosis), el mayor proyecto de investigación europeo en la lucha contra esta enfermedad. Este consorcio público-privado reúne a más de 30 instituciones internacionales, incluyendo universidades, centros de investigación y empresas farmacéuticas, con un presupuesto superior a los 200 millones de euros.
«En este proyecto se concentran todos los recursos económicos, técnicos y científicos para reducir a la mitad los años de investigación y llevar los tratamientos a la clínica de manera rápida, eficiente y con el menor coste posible», destaca Vaquero, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).
Fases del proceso de investigación
El desarrollo de nuevos tratamientos pasa por varias etapas:
- Fase cero: investigación «in vitro» (en células).
- Fase uno: pruebas «in vivo» (en animales) y en voluntarios sanos para evaluar la eficacia y la tolerancia.
- Fase dos: ensayos en pacientes con tuberculosis.
- Fase tres: estudios en cohortes más amplias y diversas a lo largo del tiempo.
La inteligencia artificial como herramienta clave
Dentro de ERA4TB, el estudio observacional coordinado por Juan José Vaquero busca validar biomarcadores más precisos, no invasivos y asequibles para detectar y monitorizar la tuberculosis. Este proyecto cuenta con la participación de la UC3M, el Hospital La Paz de Madrid, el Hospital Sant Pau de Barcelona y la Universidad de Zaragoza.
«La inteligencia artificial nos ayuda a analizar la gran cantidad de datos generados, permitiéndonos identificar con precisión la progresión de los pacientes y adelantar el diagnóstico de un contagio», explica Vaquero. Además, se espera reducir el uso de modelos animales sustituyéndolos por modelos matemáticos reproducibles en computadoras.
El papel crucial de los biomarcadores
Los biomarcadores son herramientas fundamentales en la investigación contra la tuberculosis. Sus objetivos principales son:
- Detectar la presencia de Mycobacterium tuberculosis.
- Cuantificar la carga de la enfermedad mediante técnicas de imagen no invasivas como la resonancia magnética.
- Desarrollar nuevos biomarcadores moleculares que proporcionen información en tiempo real sobre la eficacia de los tratamientos.
«Si logramos unos biomarcadores sensibles que permitan saber cuándo realmente se ha curado el paciente, podremos retirar el medicamento antes y así evitar que se desarrolle resistencia», concluye Vaquero.
Un llamado a la acción global
A pesar de los esfuerzos, los avances hacia la erradicación de la tuberculosis son más lentos de lo previsto. La OMS, con su estrategia «End TB» lanzada en 2015, se ha fijado como meta erradicar la tuberculosis para 2030. Sin embargo, la reducción del 50 % de los fondos para combatir la enfermedad tras la retirada de Estados Unidos de la OMS ha complicado este objetivo.
La investigación y la colaboración internacional siguen siendo esenciales para frenar la propagación de la tuberculosis y evitar que la resistencia antimicrobiana se convierta en una crisis sanitaria global insuperable.
Fuente EFE:
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