Dra. Awilda E. Candelario
Neurólogo, Master en Trastornos del Movimiento y Enfermedad de Parkinson
Grupo Medico San Martin
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno del movimiento, degenerativo, crónico y progresivo del sistema nervioso central. Los síntomas más comunes son resultado de la pérdida de neuronas en un área del cerebro conocida como sustancia negra, produciéndose niveles reducidos de dopamina, neurotransmisor (mensajero químico), involucrado en el control del movimiento.
Una de cada 100 personas mayores de 60 años, padece EP, siendo en cifras absolutas 6,3 millones de personas y para el año 2030 serán aproximadamente 12 millones de personas en todo el mundo, tanto la prevalencia como la incidencia de EP es 1,5-2 veces mayor en hombres que en mujeres.
Se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, aunque la mayoría son esporádicos, algunos casos son hereditarios. Se cree que es probablemente el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y exposición a uno o más factores ambientales.
El Parkinson está caracterizado por lentitud de los movimientos (bradicinesia), temblor en reposo, rigidez, y alteración de los reflejos posturales, sin embargo, la enfermedad se acompaña de un amplio espectro de manifestaciones no motoras que incluso pueden preceder a la fase motora.
Los síntomas no motores repercuten en la calidad de vida del paciente y que incluso la mitad de los pacientes refieren que esta disfunción no motora afecta de forma “importante” y “muy importante” las actividades de vida diaria.
Entre las manifestaciones no motoras se encontrados en la EP se incluyen: afecciones neuropsiquiátricas (ansiedad, depresión, demencia, apatía, Psicosis, alucinaciones, celotipia) autonómicas (Hipotensión ortostática, Disfagia Estreñimiento Incontinencia fecal y urinaria, Disfunción eréctil, Anorgasmia, Hipotensión ortostática, Síncope y lipotimia) Trastorno del sueño (en el sueño REM sueño agitado, escenifican sus sueños con peleas o luchas, síndrome de piernas inquietas, somnolencia diurna excesiva e insomnio) y sensitivas (dolor neuropático, Hiposmia (disminución del olfato).
La frecuencia de los síntomas no motores se estima en alrededor de 40% y 30% es para neuropsiquiátricos, 90% para trastornos del sueño, 95% para dolor (síntoma inicial en 75% de los casos) y la disautonomía que está entre 20 y 50%.
A pesar de la frecuencia con que se presentan hasta en 50% de estos pacientes no se detecta y como consecuencia, no reciben tratamiento. La depresión y el deterioro cognitivo explican hasta 37% de la varianza en la discapacidad de los pacientes con enfermedad de Parkinson.
Si bien es cierto que esta enfermedad degenerativa no tiene cura, la calidad de vida aumenta al tratarse de forma temprana, disminuyendo al mismo tiempo las complicaciones como las caídas, fracturas de caderas, así como también las neumonías por aspiración. La identificación temprana de los síntomas no motores nos ayuda a modificar los factores de riesgo y tratar de forma temprana, incluso sin fármacos, el gran impacto que produce esta enfermedad.
Tanto los síntomas motores como los no motores, afectan la calidad de vida y pueden contribuir a que un neurólogo haga el diagnóstico únicamente después de un examen a fondo. Los análisis de sangre y escáneres cerebrales conocidos se pueden realizar para descartar otras enfermedades con síntomas similares.
Existen muchas opciones disponibles para tratar el Parkinson, desde fármacos hasta intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que cada paciente es único a la hora de seleccionar el tratamiento o terapia más idónea.
Desde 1997 la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de abril como Día Mundial del Parkinson, para concienciar a la población acerca de esta enfermedad, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 la describió.
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