La epilepsia, una de las enfermedades neurológicas más frecuentes, afecta a casi 500.000 personas en España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Con motivo del Día Internacional de la Epilepsia, la SEN destaca que hasta un 30 % de los factores de riesgo asociados a esta patología podrían prevenirse, evitando con ello sus graves consecuencias.
Entre las causas prevenibles de epilepsia se encuentran los traumatismos craneales, las infecciones, las enfermedades genéticas y los problemas vasculares. Para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, la SEN recomienda:
- Protegerse contra los traumatismos craneales.
- Controlar los factores de riesgo vascular con una buena alimentación y ejercicio.
- Seguir las pautas de vacunación e higiene.
- Mantener un adecuado seguimiento del embarazo y del parto.
Las personas con epilepsia presentan un riesgo de sufrir lesiones físicas y accidentes fatales entre dos y cuatro veces superior al de la población general, según el informe “Impacto sociosanitario de las enfermedades neurológicas en España”. Además, aproximadamente un 50 % de los pacientes epilépticos tienen comorbilidades como ansiedad, depresión, migraña o enfermedades cardiovasculares.
En cuanto a la mortalidad, diversos estudios confirman que las personas con epilepsia presentan un mayor riesgo de muerte. Entre las principales causas están la muerte súbita asociada a la epilepsia (SUDEP), el estatus epiléptico y los accidentes provocados por crisis epilépticas.
El doctor Manuel Toledo, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, explica que esta es una enfermedad crónica con un gran impacto en la calidad de vida del paciente y su entorno. Añade que el diagnóstico sigue suponiendo un estigma, dificultando el acceso a oportunidades laborales y sociales.
Cada año se diagnostican más de 2,4 millones de nuevos casos en el mundo, pero incluso en países desarrollados, el retraso en la detección puede alcanzar los diez años. Aproximadamente un 10 % de la población padecerá una crisis epiléptica a lo largo de su vida, por lo que la detección temprana es clave para mejorar el pronóstico y reducir complicaciones.
El doctor Iván Iniesta López, neurólogo del Hospital Los Madroños y experto en epilepsia, señala que las crisis epilépticas pueden clasificarse en focales y generalizadas. No todas las crisis conllevan convulsiones y sus síntomas dependen de la región cerebral afectada.
Además, un tercio de los pacientes no responde adecuadamente a la medicación, lo que se conoce como epilepsia fármaco-resistente. En algunos casos, la cirugía puede ser una opción viable para el tratamiento.
Otro aspecto relevante es el estigma social que rodea a la enfermedad. Históricamente, la epilepsia ha estado rodeada de mitos y prejuicios, lo que ha dificultado la inclusión social y profesional de quienes la padecen.
Las crisis epilépticas suelen remitir de forma espontánea, pero en caso de crisis prolongadas (más de cinco minutos), se requiere atención médica urgente. Se recomienda a los pacientes evitar situaciones de riesgo como bañarse solos o conducir sin un control adecuado de la enfermedad.
Según el doctor Toledo, la investigación en nuevos tratamientos es esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir el impacto de la enfermedad en la sociedad.
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