Un nuevo estudio realizado en ratones sugiere que la terapia con células madre podría ofrecer una defensa significativa contra la progresión de la enfermedad de Parkinson. Investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM, CSIC-UAM) han demostrado que la terapia con células madre neurales humanas reduce el deterioro en áreas clave del cerebro afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa.
La enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más común en el mundo. Este trastorno se caracteriza por la degeneración progresiva de las neuronas dopaminérgicas, especialmente en la sustancia negra del cerebro, lo que conduce a una disminución de los niveles de dopamina en el cuerpo estriado. Actualmente, no existe una cura para el Parkinson; los tratamientos disponibles solo ayudan a aliviar los síntomas, pero no pueden reparar o reemplazar las neuronas perdidas.
La terapia de reemplazo celular se ha convertido en una vía de investigación prometedora para combatir la enfermedad de Parkinson, al buscar tanto aliviar los síntomas como restaurar las funciones neuronales dañadas. Sin embargo, aún no se ha encontrado una línea celular óptima para su uso en humanos. En este contexto, el estudio del CBM, publicado en la revista Stem Cell Research & Therapy, ofrece nuevos indicios sobre el potencial de la terapia celular.
El equipo de investigadores del CSIC utilizó una línea de células madre neurales humanas (hVM1 clon 32), que puede ser almacenada para futuros trasplantes. Estas células se implantaron en el cerebro de ratones adultos con síntomas de Parkinson, y los efectos se analizaron a los cuatro meses de la intervención.
Los resultados fueron positivos: las células madre trasplantadas ofrecieron neuroprotección a pesar de su baja supervivencia a medio plazo. Las neuronas dopaminérgicas de los ratones mostraron una notable recuperación en áreas clave, como la sustancia negra y el cuerpo estriado, zonas críticas para el control del movimiento.
Además de la restauración de neuronas dopaminérgicas, el estudio mostró una mejora en el comportamiento de los ratones tratados. Se observó un incremento en la neurogénesis en el hipocampo, una región crucial para la memoria, y una reducción de la inflamación microglial en esta área. La intervención también tuvo un impacto positivo en la población de astrocitos, células que soportan las funciones neuronales.
Los investigadores sugieren que estos efectos neuroprotectores se deben a la secreción de factores neurotróficos por parte de las células madre trasplantadas, que ayudan a la recuperación de las funciones cerebrales dañadas.
El estudio reveló un hallazgo novedoso: la presencia de mastocitos en los nodos linfáticos cervicales superficiales de los ratones trasplantados, indicando un efecto periférico del tratamiento. Estos mastocitos, células inmunes del cerebro y del sistema linfático, nunca antes habían sido considerados en estudios de terapia celular para la enfermedad de Parkinson. Esta conexión entre el sistema linfático y el cerebro sugiere nuevas direcciones para futuras investigaciones.
Aunque la línea específica de células madre utilizadas en el estudio no será aplicable en la clínica humana, los investigadores destacan que este avance confirma el potencial de la terapia celular para tratar la enfermedad de Parkinson. La posibilidad de promover la neuroprotección y la regeneración neuronal en un cerebro adulto abre nuevas oportunidades en la lucha contra esta devastadora enfermedad.
El estudio resalta la capacidad del cerebro adulto para mantener la plasticidad y la capacidad de recuperación, dos factores clave en el desarrollo de futuros tratamientos basados en células madre. Los resultados obtenidos invitan a continuar investigando y perfeccionando las terapias de reemplazo celular para ofrecer nuevas esperanzas a los pacientes con Parkinson.
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