Desde el inicio de la pandemia del COVID-19 se han elaborado una gran variedad de test para detectar la presencia de infección producida por el virus SARS-CoV-2 o coronavirus, siendo las más frecuentes la prueba de Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR) y los test de antígenos, las cuales se realizan obteniendo muestras de fluidos a través de la nariz o garganta con un hisopo.
No obstante, aunque estas se consideran pruebas de alta eficacia, se ha considerado desarrollar otros tipos de pruebas rápidas, como son por saliva, por escáneres, así como también por sangre o pruebas serológicas.
Recientemente se ha adoptado una novedosa modalidad para detectar el virus a través de test anales o rectales, siendo China el país pionero en realizar estas pruebas y según el portal El Español, España también ha adoptado esta forma de para detectar el COVID-19 en caso excepcionales.
Según recogen algunos medios internacionales de acuerdo con expertos chinos, como Li Tongzeng, médico jefe del Hospital You’an de Beijing esta metodología es mucho más efectiva que las pruebas tradicionales, debido a que los rastros del COVID-19 se mantienen más tiempo en el tracto gastrointestinal que en el tracto respiratorio.
Sin embargo, pese a que diversos expertos respaldan la fiabilidad de este método, han surgido innumerables debates en torno al mismo, al ser considerado humillantes y poco prácticas.
Tal como demuestran algunos videos que circulan en Internet y algunos medios internacionales los test anales se realizan introduciendo un hisopo en el ano a unos tres o cinco centímetros de profundidad, girando sin brusquedad, se saca y se introduce en un tubo de muestreo que contiene una solución de conservación de virus.
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